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La voz de Sílvia Pérez Cruz llena de color un Auditorio entregado

El público, que llenó la sala, se enganchó desde el primer minuto a la gerundense, una de las más esperadas del programa de conciertos

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San Mateo 2021: Sílvia Pérez Cruz pone en pie al Auditorio Fernando Rodríguez

Sílvia Pérez Cruz llenó ayer de color el Auditorio Príncipe Felipe. No fue en forma de foco, como sería lo normal, sino a través de su prodigioso timbre vocal, todo un rayo de luz para el público que, desde la oscuridad del patio de butacas, se enganchó desde el minuto uno a la cantante y su interpretación.

Aunque llegase casi en los umbrales de la última semana de conciertos de San Mateo, organizados por la concejalía de Festejos del Ayuntamiento de Oviedo, la de Sílvia Pérez Cruz era una de las actuaciones más esperadas en esta edición de las fiestas ovetenses, por lo que no extrañó el lleno absoluto que se registró ayer en el Auditorio, con fans de todas las edades sedientos de disfrutar la música de la cantante gerundense.

Pero el goteo constante de asistentes no supuso ningún inconveniente para los nuevos acomodadores, ágiles y eficaces, y el espectáculo comenzó con puntualidad británica. El escenario era este: sala sinfónica del Auditorio abarrotada, escenario a oscuras y, de pronto, propagándose por las ondas sonoras, el rutilante timbre vocal de Pérez Cruz, que sonaba en Technicolor. Puede parecer una asociación extraña, pero eso es lo que sintió ayer el público del Auditorio, que celebró con ganas la primera de las piezas del concierto: “Plumita”. Un tema -a partir de un poema de Mauricio Rosencof- compuesto por la propia cantante para la película “La noche de doce años”, el drama carcelario de Álvaro Brechner. Los decibelios aún aumentaron un poco cuando la intérprete se dirigió al respetable para agradecer su presencia y expresar su deseo de que disfrutaran del concierto y de su música.

El público, instantes antes del inicio del concierto. | Fernando Rodríguez

Cantante y compositora, durante su infancia y juventud Sílvia Pérez Cruz se dedicó al estudio del canto, el solfeo, la improvisación, armonía y piano licenciándose en canto por la Esmuc (Escuela Superior de Música de Cataluña). Toda esta formación sin duda le acompaña en su trayectoria, pero lo que verdaderamente hace especial a Pérez Cruz es su espíritu interdisciplinar colaborando en proyectos teatrales, coreográficos y cinematográficos.

Su presencia en Oviedo por San Mateo coincide con la promoción de su último disco, “Farsa (géneros imposibles)”, publicado hace apenas un año y que ya ha obtenido algún galardón como el premio “Enderrock” al Mejor disco de artista. Este trabajo recoge la realidad de Pérez Cruz durante los últimos cuatro años y contiene trece temas originales con letras propias y de poemas de autores como Miguel Hernández o Ana María Moix

Sílvia Pérez Cruz, con su banda, ayer, en el Auditorio. | Fernando Rodríguez

Lo que Pérez Cruz proyecta desde el escenario es la figura de una artista comprometida, que no duda en desvelar la fragilidad aparente de su voz, insinuando al tiempo un carácter indomable. Junto a su banda –Alfred Artigas (guitarra), Aleix Tobías (percusión), Marco Mezquida (piano y teclados), Bori Albero (contrabajo) y Carlos Monfort (violín)– muestra todo su potencial y expresividad gracias a los registros de su voz pulida y suave, y a la sonoridad tan particular que extrae de esa plantilla instrumental tan peculiar.

La frescura de sus temas, su emotividad y los juegos de luces conformaron un escenario repleto de complicidad e ideal para transmitir su originalidad y autenticidad a través de todas su influencias y su eclecticismo. Como quedó de manifiesto en los temas “Todas las madres del mundo”, “Pare meu” o “My Dog”. Pero donde sobresalieron la espectacular “Fatherless”, “El Tango de la Vía Láctea”, la ranchera “Mañana” o la canción peruana “Menchita”, una excepción ya que no la suelen interpretar en los conciertos desde hace algún tiempo.

La fabulosa conexión con el público en todo momento y el intimismo de la interpretación de Pérez Cruz evidenciaron una gran diversión a ambos lados del escenario, que culminó con las propinas “Pena salada” y “Siga el baile” con las que pusieron fin a más de una hora y media de concierto con un público entregado que terminó de pie ovacionando al grupo.

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