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Hablan los vecinos de San Claudio tras tras la explosión de la oficina bancaria: “Fue el mayor susto de mi vida”

Varios de los atracadores, que se excedieron con la carga explosiva, fueron sorprendidos por la Guardia Civil minutos después del robo

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Unos ladrones revientan con explosivos un cajero automático en Oviedo Miki López

Una explosión sacó esta madrugada de la cama a los vecinos de la calle Estación en San Claudio. No habían dado las cuatro de la madrugada cuando el edificio tembló. Un grupo de atracadores había colocado un explosivo en la boca del cajero, pero la carga era excesiva, los ventanales blindados –de unos diez centímetros de grosor– salieron despedidos, y parte del techo se derrumbó. Cuando los vecinos se asomaron a las ventanas, ya vieron cómo de una furgoneta blanca se bajaban varios hombres gritando “al suelo”, mientras otro grupo de encapuchados escapaba, entre el humo, calle arriba. Desde sus viviendas, los vecinos de San Claudio aseguran haber visto la llegada de las fuerzas del orden, presuntamente agentes de paisano de la Guardia Civil, que prendían a dos de los atracadores a los pocos metros y a un tercero a la altura de la Iglesia de Santa María, a medio kilómetro de la sucursal bancaria.

Por la mañana, una vez que se fueron los agentes y mientras los operarios de limpieza retiraban los cristales del lugar de los hechos, los vecinos especulaban sobre el robo y ponían en común lo que unos y otros habían visto durante la noche. Todos definían el olor tras el suceso como el de “los petardos”, es decir, pólvora. Pero la carga fue excesiva, que no solo inutilizó el cajero, si no que se llevó por delante media oficina.

Rosa García, es una de las vecinas que vive justo encima de la sucursal, en el primer piso. Relataba ayer por la mañana desde su ventana que sintió un estruendo y el temblor de la casa. Y cómo su perro se metió con ella en la cama, sin dejar de temblar. “Fue el mayor susto de mi vida”, resumía la anciana. Pilar García, que vive en uno de los bloques desde los que se ve el cajero también saltó de la cama cuando el banco explotó. Desde allí fue una de las que siguió el atraco, la persecución y la detención. “Vi a unos chicos corriendo y la policía gritando ‘¡al suelo, al suelo!’ mientras les perseguían”, relata.

Otros vecinos asomados también a sus ventanas fueron cubriendo los puntos ciegos para Pilar García cuando los atracadores comenzaron a salir de su campo de visión. Cuenta que, en primer lugar detuvieron a dos de ellos. Del tercero (el que otros dicen que prendieron a la altura de la iglesia) no sabe nada y tampoco del cuarto, que otros testigos visuales especulan que pudo escapar, tampoco.

Unos ladrones revientan con explosivos un cajero automático en Oviedo MIKI LÓPEZ

La Guardia Civil, tras las detenciones, desplazó al lugar a una unidad que documentó los daños en la oficina y precintó la zona. Desde el cuerpo afirmaron que la investigación es secreta. Fuentes oficiales de la Benemérita confirmaron el robo y se especula con que pudiese haber algún otro atracador que pudiera haber escapado de los agentes.

Según los vecinos, la intervención de la Guardia Civil fue tan rápida que la única explicación que encuentran a la intervención es que los agentes “vinieran siguiendo” a los atracadores. Las precauciones de los ladrones, que pintaron con spray de color rojo las cámaras del cajero para no ser identificados no les sirivieron de ayuda. Una de las testigos presenciales aseguraba haber visto cómo los agentes utilizaron pistolas táser (que procuran descargas eléctricas) para reducir a dos de los cacos.

El robo, dicen los vecinos de la localidad, no es novedad por nada más que por el método. “Si en un bar han robado 16 veces”, denuncia un vecino, que augura una fuerte presencia policial durante una o dos semanas, hasta que se calmen las aguas y, entonces, “habrá un nuevo robo”.

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