El hombre acusado de atracar una gasolinera de Trubia a plena luz del día el 20 de mayo de 2020 reconoció ayer los hechos y aceptó una condena de dos años de cárcel, además de una multa de 90 euros y la devolución de los 435,95 euros con los que habría huido tras reventar la caja registradora de la estación de servicio.

Según el escrito de Fiscalía, el ya condenado, que llevaba puesta una mascarilla, pidió a una empleada que le echara diez euros de gasolina. Con la excusa de pagar con tarjeta, acompañó a la trabajadora hasta la oficina, donde, de repente, la cogió por detrás y le puso un objeto duro en el costado pidiéndole la recaudación.

En pleno forcejeo el atracador vio la caja registradora y la tiró al suelo, haciéndose con los 435,95 euros que había en su interior. La Fiscalía consideró estos hechos un delito de robo con intimidación y otro de estafa, admitidos por el procesado.