Jorge Alberto Bender es un fraile franciscano que encontró su lugar en el mundo en un pequeño pueblo de Mozambique, en nada parecido a su Santa Fe natal. Se trata de Jécua, la localidad en la que encabeza un proyecto singular: Agropecuario San Francisco. Son 206 hectáreas de tierra que Bender quiere convertir en “un vergel”, en una explotación próspera con una parte dedicadas a la producción agrícola, otra a la ganadería y que incluya además una escuela para formar a los nativos. En este empeño, Bender ha encontrado un apoyo indispensable en Agricolae Mundi, una fundación impulsada y gestionada por los Colegios de Ingenieros Agrícolas de Asturias, Alicante y Aragón, que impulsa proyectos solidarios en países en desarrollo. Ayer, los presidentes de los tres colegios involucrados en esta iniciativa presentaron Agricolae Mundi en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

En la presentación participaron Miguel Agulló, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Alicante y que preside además la Fundación, y los dos vicepresidentes de Agricolae Mundi: Miguel Ángel Aguaviva (presidente del Colegio de Aragón) y Eduardo García Morilla (presidente del Colegio de Asturias). Además, Jorge Bender remitió un vídeo, en el que presentaba su proyecto de Jécua, y que estuvo introducido por otra grabación de Juan José Sánchez, catedrático de la Universidad de Orihuela, que fue quien puso en contacto a Bender con Agricolae Mundi. En la presentación, Agulló, Aguaviva y García Morilla explicaron que la fundación se centra en la transferencia de tecnología y conocimientos a esos países en desarrollo, teniendo siempre en cuenta el entorno en el que están trabajando y desde una perspectiva respetuosa con las técnicas que se utilizan en esa zona, sin tecnología foránea que pueda suponer un desequilibrio.

“Las razones para entrar a formar parte de Agricolae Mundi son de índole moral”, afirmó Aguaviva. “Para nosotros un tema esencial es la producción de alimentos que lugares donde hay escasez, aportar un granito de arena ante un problema que es inmenso”, señaló García Morilla. “Esta es una fundación que nace exclusivamente para temas agrarios, y que pretende ayudar a la gente donde se la necesite, y también a otras ONG en temas agrarios”, añadió Agulló, que fijó los objetivos generales de la fundación: “Empoderar a la mujer, llevar la tecnología adecuada a cada sitio, y ayudar a que la agricultura de esos lugares produzca un 10% o un 15% más, porque ese plus, que aquí no nos parece mucho, allí es importantísimo ya que tener algo más de producción de la necesaria les permite comerciar. Y en ese proceso las mujeres pueden jugar un papel esencial, por eso hablamos de su empoderamiento”.

En el caso del proyecto de Mozambique, la fundación ya está trabajando mano a mano con la comunidad que lidera Bender, mirando la forma de mejorar sus plantaciones (incluso la probabilidad de incluir unos viñedos) y analizando la salud de sus reses, además de ayudándoles en la proyección de nuevas infraestructuras. Los responsables de Agricolae Mundi, por último, se mostraron esperanzados de que, en breve, se unan a la iniciativa otros colegios de Ingenieros Agrarios.