Año y medio después, los frondosos bosques de sillas y mesas de las terrazas hosteleras del casco histórico dejaron un gran vacío en una jornada marcada por las lluvias y la resaca de un largo fin de semana muy movido. La primera jornada del fin de la ampliación extraordinaria del mobiliario exterior de los negocios hosteleros fue acogida con pesimismo por muchos de bares, restaurantes y cafeterías del Antiguo, que en muchos casos perderán más de la mitad de su aforo en la vía pública. “La medida hará caer la facturación y traerá despidos”, alertan los hosteleros.

Es el caso de Sofía Cortés, propietaria de un local en la plaza de Riego, desde el que lamenta la falta de alternativas para seguir mimando un sector muy tocado. “Es mentira que ya haya normalidad, pues la mascarilla sigue siendo obligatoria en interior y mucha gente se niega a consumir todavía dentro”, sostiene esta autónoma, partidaria de nuevas medidas extraordinarias para paliar las previsibles pérdidas. “Tendrían que dejarnos más espacio, aunque fuera pagando las tasas correspondientes”, añade Cortés.

Los clientes, aunque descontentos, entienden en parte los argumentos del Ayuntamiento. “Hay mucho vecino quejón y es normal que en el Ayuntamiento quieran contentarles también un poco”, comenta Baudilio Menéndez mientras lee LA NUEVA ESPAÑA en una terraza de la plaza Porlier que perdió la mitad de su extensión con el fin de la excepcional ampliación.

Ahora, los autónomos confían en que el Ayuntamiento cumpla con su palabra de poner en marcha cuanto antes la revisión de la ordenanza para recuperar parte del espacio perdido, al menos de cara a la Semana Santa. “Los hábitos de la gente han cambiado y por tanto la normativa tiene que adaptarse a la realidad”, indican desde el Antiguo, mientras que desde Gascona y la Ruta de los Vinos recuerdan que este tipo de medidas más que beneficiarles les perjudica porque se propicia más competencia de unas terrazas que ellos no pueden ampliar por cuestiones de espacio.