Oviedo ha coronado al mejor queso del mundo. El Olavidia, de la firma artesanal Quesos y Besos de Guarromán (Jaén), se impuso entre más de 4.000 variedades sometidas al escrutinio de 250 jueces de todas las partes del mundo. Dos humildes productores que comenzaron su andadura en el mundo del queso hace apenas cuatro años, Silvia Peláez y su marido, Paco Romero, aseguraban tras levantar el trofeo que esto era “lo mejor” que les puede haber pasado en la vida.

La gran final del World Cheese Awards se celebró el auditorio del Palacio de Exposiciones y Congresos del Calatrava. Los dieciséis jueces expertos de la organización llevaron sus apuestas personales ante el público y defendieron sus propuestas. Los goudas y los quesos de cabra se llevaron casi todo el protagonismo. En una ceremonia conducida por Nigel Barden y Charlie Turnbull, las variedades fueron saliendo, uno tras otro, sin revelar el nombre del productor y –en algunas ocasiones– ni siquiera la región de la que procedían.

Pero cuando salió el último, el Olavidia de Peláez y Romero, ya se sabía que algo pasaba. Aplausos en lo alto del auditorio y tensión. Como si estuviese todo previsto. Tras unas puntuaciones ajustadas, el único queso español y el último en salir al escenario rompió todas las marcas y el matrimonio saltó de los asientos cuando los jueces levantaron las tablas con sus puntuaciones. Oviedo estalló en aplausos.

Por tercera vez en la historia de los World Cheese Awards un queso español se hizo con el premio al mejor del mundo. Antes lo hicieron una variedad canaria y otra manchega. En esta edición, pese a que las catas eran a ciegas, trascendió que en la semifinal –a la que accedieron 88 variedades– había un queso asturiano, un afuegal’pitu de trapo rojo de la quesería Temia (Grado). El resto se quedaron por el camino, pero desde la organización aseguran que muchos se hicieron con otros galardones aún por desvelar durante el proceso de catas. Asturias coronó al mejor queso del mundo, pero las queserías asturianas deberán esperar a otra edición del festival.

Jason Hinds: "Es un queso que me gustaría llevarme a la cama"

El tapado de la jornada, el queso de Jaén, fue el que despertó la mayor emoción entre los jueces. El británico Jason Hinds fue quien lo seleccionó durante las catas a ciegas. “Estamos ante un queso totalmente distinto, lo supe desde el primer momento que lo vi, me guiñó el ojo y es uno que me gustaría llevarme a la cama”, relató antes de hablar de las características técnicas de un queso de cabra cremoso. A los jueces les llamó especialmente la atención la fina línea que se dibuja en el corazón del queso. No sabían que era aquello hasta que se lo explicó la productora jienense. El centro del Olavidia tiene una capa de hueso de aceituna carbonizada.

Olavidia, el mejor queso del mundo

El ganador: Olavidia

Es un queso de la pequeña quesería Quesos y Besos. El "mejor queso del mundo" se hace en Guarromán (Jaén) con leche de cabras de raza malagueña que pastan en Sierra Morena (Andalucía).

Otra de las expertas que le otorgó la mejor puntuación al producto estrella de Quesos y Besos, la danesa Catharine Fogel, celebró el mimo con el que los productores jienenses elaboran su producto. La jurado, gran defensora de la pequeña producción local, puso también ciertas precauciones sobre el premio: “Ahora van a tener mucha presión, muchos pedidos y creo que no deberían de perder el espíritu de la quesería”. Aunque reconoció también que ella fue una de las primeras que les pidió un lote para su consumo personal, no pudo resistirse.

Silvia Peláez, ingeniera química de formación, alejó esos fantasmas desde el primer momento, “no vamos a cambiar”. Todo en su empresa es local y familiar. La ganadería también es propia, las cabras de raza malagueña que dan la leche del mejor queso del mundo son de su suegro.

El queso Olavidia no es la primera vez que ha sido premiado. En 2018 fue considerado como el mejor queso de España en el Campeonato Gourmet Quesos. Pero la exposición mediática del mundial de quesos es otra historia. Los ojos del mundo de la gastronomía, ahora, están puestos en una pequeña empresa quesera de Guarromán.

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World Cheese Festival: las imágenes de los mejores quesos del mundo Miki López

Para llegar a dar el premio del mejor queso del mundo, la organización del World Cheese Awards y Oviedo han tenido que remar a contracorriente. El mundial de quesos iba a celebrarse en 2020, pero la pandemia hizo que todo se retrasase. Aún así, pese a la dificultad añadida de la logística del covid, las restricciones de aforo y las normativas cambiantes, el certamen se cerró con cifras de récord. Nunca la competición había tenido tantos participantes.

Poco antes de que se votase la calidad del queso jienense, llegaron las autoridades a ocupar la primera fila del auditorio. El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, fueron los encargados de dar el premio. Canteli felicitó a la quesería, pero también a los asistentes: “Que os sintáis como en vuestra propia casa”. Barbón, por su parte, reiteró la riqueza de la tierra asturiana y su gastronomía. Asturias es una tierra con “320 variedades de quesos” y el queso, a su vez, un “elemento de unión”. El Presidente reiteró lo que hacían obvias las cámaras de televisión y la atención internacional sobre el escenario del Calatrava: “Asturias y Oviedo son la capital mundial del queso”. Puede que por una semana, pero lo son.

El queso japonés: un snack para el sake que solo se puede mirar


El queso llegó a Japón hace menos de 70 años, pero empieza a coger fuerza en el país nipón. Dos de sus variedades compitieron en el World Cheese Awards, pero los jueces fueron los únicos que los pudieron probar. El gobierno japonés permite la exhibición de los quesos de sus productores fuera de sus fronteras, pero no su comercialización. El Japan Cheese Council, la delegación del país asiático que promociona sus productos en Oviedo y ocupa uno de los stands del Cheese Market del Calatrava, es una de las delegaciones que más expectación está despertando, pero nadie puede probarlo. Según explican Malory Lane, una americana experta en queso japonés y la productora local Haruka Takeuchi, la producción lacteoquesera está cogiendo fuerza en su país, pero todavía tiene una única finalidad. En el país de sol naciente el queso se consume solo con alcohol, especialmente para acompañar al sake. La delegación espera que el gobierno pronto levante las restricciones y puedan comercializar sus productos en el extranjero. Hasta entonces, mírame y no me toques.

Malory Lane (a la izquierda) y Haruka Takeuchi, en el expositor del Japan Cheese Council. | Luisma Murias

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