"Siempre estuve orgullosísima de mi centro de salud, pero lo que está pasando ahora es una vergüenza". Begoña González no dudó en sumarse a la concentración convocada por los vecinos de San Claudio a mediodía de este lunes para protestar por la "grave" situación de la Atención Primaria en la localidad. Los vecinos dicen estar hartos de que desde la consejería de Salud no se solucione la escasez de personal iniciada la pasada primavera con la jubilación de una de las dos médicas del equipamiento. Desde entonces, los aplazamientos de consultas son una constante y por ello más de un centenar de almas cortaron durante 40 minutos el principal acceso al ambulatorio.

La manifestación promovida por la asociación de vecinos paralizó el paso de autobuses y camiones, además de obligar a muchos conductores a buscar una ruta alternativa. "La próxima semana volveremos a estar aquí y las que hagan falta hasta que esto se solucione", proclamó el presidente del colectivo vecinal, Luis Miguel Fernández, poniendo punto y final a casi tres cuartos de hora de protesta pacífica en la que no pararon de salir en las conversaciones ejemplos de la problemática de unos pacientes visiblemente enfadados con la administración.

Los vecinos de San Claudio concentrados en el acceso al ambulatorio. Luisma Murias

Jesús Urones lleva 15 años viviendo en San Claudio. Raramente tuvo queja de la atención sanitaria en el pueblo, si bien desde la pandemia asegura estar viviendo un calvario a la hora de hacer trámites en el ambulatorio. "Es un cachondeo, tardaron casi dos meses en recetarme bien los medicamentos de mi madre de 87 años", relata este bombero jubilado que, al igual que otros muchos vecinos de San Claudio, reclaman cubrir la plaza de la médico jubilada hace más de medio año, así como otra de enfermería también vacante.

"Una de las ventajas de la Atención Primaria es que los médicos conocen al paciente, pero eso ahora es imposible porque solo nos mandan sustitutos uno o dos días a la semana", subraya Begoña González, quien lamenta que esta situación se traduzca en una pérdida de calidad del servicio. "Tenemos que explicar nosotros a los enfermeros como curar a los ancianos porque cada poco viene alguno nuevo", añade.

Luis Miguel Fernández afirma tener contacto con los administrativos del centro de salud. Estos le reconocen que muchos pacientes han visto, en ocasiones de manera reiterada, canceladas sus citas para ser vistos por un médico. "Es vergonzoso que pase esto en un ambulatorio con 2.700 cartillas", denuncia al mismo tiempo que reclama soluciones a los responsables del la consejería entre los que se encuentra algún vecino de la localidad. "Ya está bien", sentencia el vecino.

Otros van más allá y resucitan la vieja petición de contar con un pediatra. "Dicen que no hay suficientes niños empadronados, pero dudo de esa afirmación porque el colegio está lleno y para matricularse tienen que estar empadronados", explica Marianela García, convencida de que la falta de servicios en el ambulatorio únicamente responde a la falta de voluntad política por parte de la administración autonómica.