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OFIL, reencuentros desde el Moscú del 71

Viktoria Mullova, solista en el concierto de hoy, y el pianista Sergei Bezrodny, con el que ensayó ayer, estudiaron juntos hace 50 años

Sergei Bezrodny y Viktoria Mullova, ayer, antes del ensayo. | LNE

En los primeros compases, Viktoria Mullova no se dio cuenta. Fueron, luego, unas palabras en ruso las que le devolvieron a la Escuela Central de Música de Moscú, hace 50 años. El pianista con el que estaba preparando, ayer por la mañana, en el primer ensayo, el “Concierto para violín en re menor, op. 47” de Sibelius que esta tarde ofrecerá en el Auditorio junto a Oviedo Filarmonía, era su compañero de aula, Sergei Bezrodny. Se conocieron siendo dos niños que iniciaban en su Rusia natal una prometedora carrera musical. Ayer, en Oviedo, volvieron a encontrarse después de 50 años.

Las escuelas centrales, explica Sergei, comenzaron entre 1934 y 35 como escuelas de música para grandes talentos. Después pasaron a llamarse Escuelas Centrales. Los estudios duraban hasta los 11 años. Allí, junto a las asignaturas habituales del colegio se cursaban los estudios de música previos al conservatorio, de ahí el apellido “de música”. Era un sistema de educación gratuito.

Sergei accedió a la Escuela Central de Moscú para el Conservatorio con 6 años, en la clase del famoso profesor A.S. Sumbatyan, cuyos alumnos fueron pianistas tan destacados como Vladimir Ashkenazi, Vladimir Krainev o Dmitry Sakharo. Viktoria había empezado en Leningrado (hoy San Petersburgo), y se conocieron en Moscú en 1971. Desde que terminaron aquellos estudios no habían vuelto a verse, y ayer se reencontraron y reconocieron en Oviedo, después de que Sergei le recordase aquella infancia.

“Numerosas generaciones de músicos salieron de sus aulas, y el nivel era tan alto, y la exigencia tan fuerte, que venir de esa escuela ya significaba, por ejemplo, estar admitido para el concurso Chaikovski, sin las preaudiciones que tenían que pasar otros aspirantes. La admisión al concurso era inmediata si venías de ahí”, explica Sergei Bezrodny.

De hecho, Mullova fue ganadora de la medalla de oro en el Concurso Chaikovski (1982) y del Concurso Sibelius de 1980, compositor del concierto que interpreta hoy, y las grabaciones de Mullova incluyen los conciertos para violín de Chaikovski y de Sibelius que han sido premiados con el Grand Prix du Disque.

Todo ese talento surge de centros de estudio como aquel en que coincidieron, en los que era habitual, explica Sergei, cruzarse por los pasillos con estrellas de la música como Mstislav Rostropóvich o Leonid Kogan, que eran profesores en la Escuela Central de Moscú. Kogan fue, de hecho, el maestro de Mullova.

Los padres de Sergei Bezrodny fueron profesores allí, y otros músicos de Oviedo Filarmonía como Marina Gurdzhiya, Andrei Mijlin, o Natalia Bezrodnaya ( a la postre, mujer de Sergei) se formaron en aquellas Escuela para grandes talentos. El padre de Sergei, Igor Bezrodny, fue un famoso violinista y director, y durante años presidente y miembro del jurado del concurso Sibelius, el que Mullova ganó en 1980. Su madre es la violinista Svetlana Bezrodnaya.

Sergei lleva en Oviedo 31 años, llegó con los Virtuosos de Vladimir Spivakov, aunque su carrera empezó mucho antes. Dio su primer concierto con 8 años y a partir de los 12 años comenzó a tocar en solitario de forma habitual y con sinfónicas en Rusia. En 1975, terminada la Escuela Central, Sergey Bezrodny ingresó en el Conservatorio Estatal Chaikovski de Moscú, en la clase del profesor Evgeny Malinin.

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