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Día del retrete: De tirar, que sea de la cadena

La campaña del Saneamiento destaca usos incorrectos del retrete: el último, echar mascarillas

Expositor del Día mundial del Saneamiento

Los retretes han evolucionado hasta convertirse en máquinas con conexión eléctrica, secador y chorro incorporado. “Hemos pasado de la placa turca, y del periódico colgado en un clavo para limpiarse, a inodoros a los que solo les falta una mano mecánica con papel”, afirma Carlos Prado, de la tienda Vigil Escalera. Si hay algo que no ha avanzado a la misma velocidad es la conciencia social acerca de qué desperdicios desechar por las cañerías. Ayer 19 de noviembre, fue el Día Mundial del Saneamiento y Oviedo quiso celebrarlo en la Plaza del Ayuntamiento junto a la empresa Aqualia y el Consorcio de Aguas de Asturias. El mensaje principal fue claro: “No lo tires”.

Manuel Sánchez, Javier García, Nacho Cuesta, Ignacio Ruiz Latierro, Julio Pérez, Vanesa Mateo y Alberto Villa, ayer, junto al camión de limpieza de saneamiento de Aqualia.

Bastoncillos, toallitas, compresas, algodones desmaquillantes o gasas son los desperdicios más recurrentes. Sin embargo, en la red de alcantarillado se puede encontrar de todo: ropa, trapos de cocina, aceites usados, cepillos y escobillas son algunos de los objetos que los trabajadores de Aqualia han hallado en el subsuelo. “Todo lo que uno piensa, ‘¿y ahora donde lo tiro?’ acaba en ese lugar”, explica Julio Pérez, gerente del consorcio de agua.

La opinión popular es algo más reservada al respecto. Ante la cuestión “¿Qué es lo más inusual que ha tirado por el WC?”, casi todos alegan tener una gran responsabilidad. “En nuestra casa llevamos muchos años concienciados”, dice el vecino José Antonio Álvarez, y el resto de respuestas resultan similares. Alguno, quizá, reconoce haberse desecho de algún producto de higiene, pero poco más. Aunque la repercusión no es menor, ya que el problema principal, según todos los expertos que se reunieron para informar con bolsas y logos a los viandantes, son las toallitas.

“Se trata de los denominados ‘vendedores silenciosos’. En el envoltorio pone biodegradable, y la gente lo compra por eso, pero de biodegradable, nada”, cuenta José Arce desde Aqualia. Y para dar veracidad a esta afirmación tienen preparado un experimento en el stand: el funcionamiento es muy sencillo, se trata de diluir en dos botes de agua un trozo de papel higiénico y otro de alguna toallita para bebés. El primero con un par de vueltas comienza a disolverse hasta formar parte de la materia líquida; el segundo deja restos inconfundibles en el recipiente. Son esos restos los que se enredan entre ellos y acaban formando grandes atascos en las tuberías.

Según la profesora María Concepción Fernández, que se acercó al lugar para echar una ojeada y llevarse uno de los bolsos de tela (porque los “días mundiales de...” no son lo suyo), muchos de sus alumnos, que realizan prácticas en empresas de este tipo, le cuenta lo increíble que es ver cómo las toallitas van anudándose entre ellas y forman un gran conglomerado que acaba en las depuradoras, en caso de no obstruir alguna de las redes de paso antes.

A todo este problema se ha sumado el gran acompañante del ser humano durante el último periodo: la mascarilla. Estas se tiran tanto en los baños como por la calle, porque “no hay que olvidar que todo lo que queda en las aceras acaba generalmente en las alcantarillas”, según explica Arce. El concejal de Urbanismo, Nacho Cuesta, presente en la actividad de difusión, declaró que están al tanto de que esta nueva incorporación a la contaminación de las aguas residuales, pero que confían en la tecnología puntera de compañías como Aqualia para detectar estos inconvenientes con rapidez y ponerles remedio.

Muestra de ello han sido el camión de saneamiento, el robot de redes suburbanas que funciona a tiempo real para identificar cualquier cosa inusual y el equipamiento necesario para trabajar una vez se accede a las alcantarillas que la empresa llevó a la jornada. “Estamos hablando de 27 millones de euros para gestionar los sistemas. Es mucho dinero, pero como no se ve porque va por abajo... Ojos que no ven, corazón que no siente” declara el presidente del consorcio.

Modelos de retrete

De vuelta a los retretes, todo el mundo tiene claras sus preferencias y qué modelo asentarían en el baño. “Se llevan mucho los diseños compactos, porque los hogares cada vez son más pequeños. También están de moda los suspendidos y los de influencia árabe, con secador incorporado”, explica Vigil. Pero, como él mismo afirma, de qué sirve toda esa parafernalia si todo lo que se expulsa por ahí, fuera de su función natural, acaba repercutiendo en todos: “Siempre vuelve, es como la canción de ‘agüita amarilla’...”.

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