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Elisa Palacios Ganadora del premio de relato joven con “Cuadernos de Viaje”

“Creo que no hay que escribir por premios, te tiene que guiar la pasión”

“Los refugiados interesaron mientras los vimos, pero la crisis no se ha resuelto”

Elisa Palacios en Ribadesella. | LNE

Elisa Palacios (Ribadesella, 2002) vive en Ámsterdam desde hace algo más de un año, cuando decidió estudiar Media and Information en la Universidad de Ámsterdam, una carrera similar a Periodismo y Comunicación Audiovisual. Estando en Holanda y compaginando sus estudios con su trabajo como traductora, Palacios recibió la noticia de que había ganado la quinta edición del Premio de relato joven “Tigre Juan”. No pudo estar en la gala que se celebró el pasado miércoles, pero mandó un cariñoso vídeo al resto de premiados y al jurado. Su padre, Juan José, profesor de Lengua en el instituto de Ribadesella, recogió el premio en su lugar. Lo que más le duele a la joven de no haber estado es no haber podido conocer a Guillem Martínez, que se hizo con “Los Domingos” con el premio absoluto del certamen ovetense.

–Es curioso estudiar una carrera tan relacionada con el idioma en otra lengua.

–Supongo que sí. Me dejan escribir en español algunas veces. Normalmente lo que hago, cuando tengo que hacer algún ensayo, es escribirlo en castellano y después traducirlo al inglés.

–¿Es el primer premio que gana?

–No, pero sí que es el más importante. Siempre he escrito mucho, desde hace años, tanto para mí como para concursos. He ganado en varias ocasiones el concurso “Marino Gutiérrez Suárez”, pero básicamente certámenes locales. Un reconocimiento tan grande da mucha alegría.

–¿Anima a seguir escribiendo?

–Sí, pero creo que no hay que hacerlo por los premios o por los proyectos que tengas, es algo que tiene que guiarse por la pasión. Tengo un poemario terminado y estoy buscando alguna editorial de aquí que publique cosas de mujeres jóvenes. Intento escribir habitualmente.

–El jurado celebró la forma en la que “Cuadernos de Viaje” trataba el drama de los refugiados.

–Lo abordé contando la historia a través de una alegoría en la que un actor, subido a un escenario, narraba su historia ante un público que parece escucharle. Los asistentes, incluso, se interesan por su historia durante un rato, pero cuando termina la función se van y lo olvidan todo. El relato lo tenía escrito desde hacía un tiempo y estaba guardado hasta que decidí presentarlo al “Tigre Juan”.

–¿Cómo llega a ese tema?

–En mi instituto (el de Ribadesella), donde trabajan mis padres, se habló mucho de la crisis de los refugiados. Con mi madre trabajé con una fundación que había en Arriondas, porque ya está disuelta. Nos concienciamos del drama que viven esas personas que, primero, se enfrentan a los peligros del mar y, después, se encuentran en una sociedad que muchas veces no los trata bien.

–¿Por qué?

–Supongo que porque todo se olvida cuando dejamos de verlo. Nos interesa durante un rato y al final desaparece de los medios, aunque el problema siga ahí. La crisis de los refugiados no se ha resuelto.

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