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Ponen la primera vacuna, con nueve meses de retraso, a una ovetense de 92 años

La familia consiguió que la mujer fuera inmunizada en su domicilio el pasado miércoles, tras haber realizado decenas de gestiones infructuosas

Una ovetense de 92 años, próxima a cumplir los 93, recibió la primera vacuna contra el covid el pasado miércoles, 1 de diciembre, con nueve meses de retraso. La vacunación de esta mujer, que cuenta con un grado de discapacidad importante, ha supuesto una odisea para su familia, que se ha visto obligada a realizar un periplo impensable semana tras semana de llamada telefónica en llamada, de idas y venidas, desde que la afectada recibiera el aviso de acudir al punto asignado, en el inicio de la campaña regional de inmunización.

Cuando la llamaron, relata hija de la nonagenaria, en una carta remitida a LA NUEVA ESPAÑA para explicar el caso, “se les informó que estaba afectada por una discapacidad, debidamente creditada, y que por ese motivo no podía desplazarse”. La mujer explica que le dijeron entonces que “no iba a haber problemas, puesto que está previsto para estos casos acudir al domicilio”. La llamada para solicitar que el equipo sanitario se desplazara a la casa de la paciente “se repitió en cuatro ocasiones, siempre con la misma respuesta”. Dándose por enterados del problema pero sin llegar a resolverlo pese a la insistencia familiar y su lógica preocupación por ver sin vacunar a una mujer de edad muy avanzada.

Según el relato de la hija, que prefiere mantener el anonimato, “pasan los días, los meses, y no se resuelve nada”. A partir de ese momento se inicia un largo sucedido de peticiones para lograr que se vacune a la mujer: “Ahí empieza mi peregrinaje: diferentes números de teléfono, direcciones de correo donde expongo el caso, HUCA, centro de salud... así durante nueve meses y a punto de comenzar la sexta ola”, explica la hija de la afectada en su escrito.

Una doctora y la enfermera del centro de salud se rebelaron contra “los disparates” de la burocracia

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La mujer reconoce que, pese a la tardanza en resolver una situación que llegó a resultar angustiosa para la familia,“en la mayoría de los casos me atendió gente muy amable, comprensiva e incrédula ante la situación que les planteaba”. Reconoce que algunos de los interlocutores a los que se dirigió, en diferentes departamentos de la administración sanitaria asturiana, “hablaron con sus superiores y me devolvieron la llamada, con el compromiso de dar una respuesta. ‘En breve se pondrán en contacto con usted’, me dijeron. Sigo esperando”.

La preocupación creció si cabe cuando se anunció la campaña de vacunación de la gripe. La hija de la paciente se dirigió a su centro de salud, en Otero, donde se le explica que no están facultados para dar cita a mayores de setenta años “que se trata de una competencia del SESPA, que las administra conjuntamente con la tercera dosis del covid para los mayores”. Tampoco fue posible entonces vacunar a su madre, a estas alturas sin inmunizar contra el covid y contra un proceso gripal.

Fue una petición de cita presencial con la médica de Atención Primaria del centro de salud al que está adscrita la mujer de 92 años la que permitió por fin esta misma semana resolver el problema. La doctora, según la hija de la paciente, “no escatimó tiempo ni esfuerzo en el ejercicio de su profesión” y no dudó en rebelarse contra “el cúmulo de disparates”. La médico y la enfermera del centro de salud hicieron suya la guerra de la familia. Tras meses de espera, llamadas y callejones sin salida, este miércoles, un sanitario administró la vacuna de la gripe y la primera dósis contra el covid a la mujer de 92 años en su domicilio.

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