La Coordinadora Ecoloxista de Asturias quiere evitar que se cambie la forma en que se miden las emisiones de dióxido de azufre en la central térmica de gas ubicada en Soto de Ribera. La empresa propietaria, EDP Energía, pretende, según denuncia esta asociación ecologista, “modificar el condicionamiento de la Declaración de Impacto Ambiental sobre los dos grupos de ciclo combinado” de la central. Lo que supondría, añaden, “que se revoque la obligación de medir, de forma continuada, las emisiones de dióxido de azufre tal y como se estaba haciendo hasta ahora”.

Los ecologistas muestran su “desconfianza” ante lo que consideran una “burda” solicitud: “Pretenden evadirse de informar sobre los datos recogidos a partir de los recabados en sus cuatro estaciones de control ubicadas en las localidades de Santa Marina, Puerto, Santa Eulalia y Olloniego”. Unas estaciones que, además, califican como “muy inaccesibles”.

La coordinadora también denuncia que, según la información disponible en la web del Principado que hace referencia a las partículas pequeñas sólidas y líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen dispersas en la atmósfera (conocidas como PM10), “las estaciones de control de la central térmica no cumplieron con los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. De hecho, dicen, “la estación de Santa Marina presenta los peores datos registrados de PM10 de todo Oviedo”.

Estos datos, dicen desde la coordinadora, añaden razones para negarse a lo que consideran “un control más laxo sobre las emisiones de dióxido de azufre y partículas en las chimeneas de sus instalaciones”. Un control que, especifican, sería “cada seis meses en lugar de los controles habituales a los que está obligada” en estos momentos.

Para los ecologistas asturianos, la petición realizada por la empresa que gestiona la térmica de Soto de Ribera es “muy inconveniente y desafortunada”, ya que, “todo estudio corrobora que no hay umbral posible por debajo del cual no se prevean efectos adversos para la salud tras la exposición a las partículas”. Unas partículas que, añaden, pueden ser “causantes de multitud de enfermedades como neumonía, bronquitis crónica, cardiopatías, asma o cáncer”.