Santa Eulalia de Mérida, patrona de la capital de Asturias y de la diócesis, levanta pasiones entre los ovetenses a pesar de que las conmemoraciones de su día se limitan prácticamente a una misa. “Para los que creemos, ella es lo más, lo máximo”, comentaba este viernes María Josefa Villanueva, a la salida de la Catedral de Oviedo, que registró una gran entrada y contó con la presencia de la práctica totalidad del gobierno local para acompañar las reliquias de la Santa desde su capilla hasta el altar mayor de San Salvador.
Cuatro mujeres de diferentes cofradías de la Semana Santa carbayona fueron las encargadas este año de llevar sobre sus hombros el paso con los restos de la niña de 12 años martirizada por los romanos en Mérida en el año 304 después de Cristo. Leo Bousoño, de la Hermandad de los Estudiantes; Paloma Frechilla, de la cofradía del Silencio; Ana María Menéndez, de La Borriquilla, y África Miranda, del Cautivo, asumieron en esta ocasión la responsabilidad de encabezar la procesión en la que, además del Arzobispo, Jesús Sanz Montes, estuvieron otros doce sacerdotes y la representación de la corporación municipal con el Alcalde, Alfredo Canteli, a la cabeza. “Es nuestra patrona y vengo encantado”, manifestó el regidor a su llegada a San Salvador.
Además de Canteli, acudieron los tenientes de alcalde Nacho Cuesta, Mario Arias y Conchita Méndez; los ediles del PP Gerardo Antuña, José Ramón Prado, Leticia González y Alfredo García Quintana, y los concejales de Ciudadanos Luis Pacho, José Luis Costillas y Alfonso Pereira. Por parte de la oposición, el único asistente fue el concejal de Vox, Hugo Huerta, pues no asistió nadie de los grupos municipales del PSOE ni de Somos.
Referente
La celebración superó la hora de duración. La agrupación coral “In Paradisum” dio empaque a una misa con más de 200 asistentes a pesar de celebrarse al mediodía de un día laborable. “Llevo muchos años viniendo y con más razón desde que me impliqué en la cofradía del Cautivo”, confesó Mercedes Muñiz, quien ve en Santa Eulalia de Mérida un referente tanto por su condición de patrona de Oviedo como por su historia personal.
El Arzobispo centró su homilía en explicar la figura de la niña que dio su vida por no renunciar a su fe en Jesús. “Esta fiesta casi desapercibida es un hermoso reclamo”, apuntó el Arzobispo en relación a una adolescente que “sacrificó su vida por algo que conocía y amaba”. Un motivo, a su entender, más que suficiente para conmemorar a la que lleva siendo patrona de Oviedo y la diócesis desde 1639. “Es nuestra patrona y no podemos fallarle”, indicó la feligresa Inmaculada Rodríguez, entregada a la niña mártir de Mérida.
