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Dos flores con nuevos brotes: relevo en la dirección de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Asturias

Margarita Fuente y Margarita Collado dejarán este mes la directiva de la asociación en manos de un nuevo equipo tras ocho años

Por la izquierda, Margarita Fuente, presidenta en funciones de la AECC en Asturias, junto a su vicepresidenta, Margarita Collado, a la entrada de la nueva sede de la organización en Viaducto Marquina.

Tras ocho años y un puñado de meses, el equipo formado por Margarita Fuente y Margarita Collado abandonará la dirección de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Asturias para dejar paso a una nueva junta directiva. El consejo nacional de la Asociación dará a conocer los nuevos cargos en los próximos días y “las Margaritas”, que ya preparan la transición, hacen balance de dos mandatos durante los que, confiesan, han peleado, sufrido, celebrado y aprendido “mucho más” de lo que nunca hubieran podido imaginar. Abandonarán la presidencia y la vicepresidencia, pero no se desvincularán de la organización benéfica: “Una vez que la asociación entra en tu vida es muy difícil separarte de ella”, explica Fuente.

Cuando a Fuente, doctora en Derecho Civil y exprofesora de la Universidad de Oviedo, le propusieron dirigir la asociación –a la que se había vinculado después de superar un cáncer– buscó a su tocaya y amiga de la infancia Margarita Collado para que la acompañase en la aventura. Esta, vinculada a la empresa y al IDEPA, desconocía la Asociación, pero se embarcó para escoltar a su amiga haciéndose cargo de la gestión de la entidad. “Siempre me toca arar la tierra”, explica mirando atrás, a aquella organización benéfica que recibieron con un par de cientos de socios, una sede en un piso de la calle Uría y una estructura inexistente. Hoy, tras el paso de “las Margaritas”, hay casi 14.000 asociados, una plantilla de trabajadores y una espaciosa sede en la que se prestan servicios de logopedia, se atiende a enfermos y se organizan actos. “Ahora es una ‘empresa’ moderna”, cuenta Fuente, que recuerda que durante los primeros años tuvieron que hacer de todo para sacar adelante la entidad: Desde barrer a hacer de gerentes.

Ambas recuerdan esa época en la que hablar del cáncer era tabú –más incluso que ahora–, cuando solo se decía que a alguien le habían puesto “la bomba de cobalto”. El tratamiento, precursor de la quimioterapia, era entonces la forma en la que la sociedad transmitía de manera eufemística esa enfermedad de la que nadie quiere hablar. Entonces nació la Asociación Española contra el Cáncer, llevando en el nombre la palabra fatal, mostrándola. “Eso es importante”, reconoce Fuente, implicada desde el principio en el “trabajo de campo”, en el acompañamiento a pie de calle y de cama de hospital. Una ayuda que, ella, durante su enfermedad no buscó. Todo lo aprendido, sin embargo, lo llevó al resto de enfermos. Su relato, durante estos ocho años al frente de la AECC, es una historia de haber puesto el corazón en cada jornada. Su vicepresidenta, al contrario, puso la cabeza para que todo funcionase y evolucionase.

La nueva junta directiva se encontrará con una entidad que “funciona sola”, con unos estándares de trasparencia y “confianza” que les han llevado a ser uno de los puntales de la Asociación en España pero todavía, reconocen, les queda “mucho trabajo por hacer”. Esa base de socios hoy contribuyen a la financiación de la Fundación Científica de la AECC, un ente que se encarga de financiar la investigación contra el cáncer desde hace cincuenta años. Hoy es la que organización privada que más contribuye a desarrollar los avances en la lucha contra la enfermedad. Desde Asturias, iniciaron las becas predoctorales en 2017, que ya va por la sexta convocatoria. En Asturias, dice Fuente, en los últimos 4 años han aportado unos 2 millones de euros.

Quienes cojan el testigo, dicen, tendrán que llevar el nombre de la organización “mucho más lejos”, tendrán que trabajar por conseguir nuevos voluntarios y romper los esquemas de género. “A día de hoy tenemos una mayoría de voluntarias y tenemos que conseguir más hombres, más chicos jóvenes”, dice la vicepresidenta. Para ayudar a la nueva junta, dicen, pondrán todo su esfuerzo. “Hay que seguir presionando, hemos peleado mucho por conseguir algunas cosas, pero creo que se puede hacer más”, finaliza Collado.

La asociación, dicen las directivas de la entidad, ha conseguido logros importantes como instrumento “de presión”, como lograr que Asturias incorporase el cribado de cáncer de colon. Una iniciativa que, aseguran, ya ha salvado vidas. Ese trabajo, celebran, es gracias a los socios, que apunta Collado “no son tanto una fuente de financiación, como un respaldo para conseguir logros para luchar contra el cáncer”.

Margarita Fuente se dice “una privilegiada” por haber podido dirigir la asociación. “El poder ayudar a la gente, vivir momentos muy emotivos, conocer a personas increíbles, todo esto llena muchísimo”, explica. Han sido ocho años de aprendizaje, de “lecciones de vida diarias”. Collado asiente a cada una de las afirmaciones y añade los beneficios de los proyectos solidarios, algo a lo que emplaza a los jóvenes: “Sea en esta o en otra asociación, pero que se impliquen en algo”.

Fuente, si tiene que apuntar una tarea pendiente, señala que queda trabajo por hacer para llegar a las alas de Asturias, estar más presentes en todo el territorio y seguir difundiendo todo lo que hay detrás de las huchas blancas y verdes que salen a la calle a recaudar fondos. La nueva junta, adelanta, trabajará en esa línea, continuando con la labor de las históricas presidenta y vicepresidenta de la entidad, ya en funciones. Ellas seguirán como voluntarias. El nuevo presidente (o presidenta) formará su equipo y la AECC seguirá trabajando.

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