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Comprometida con la educación

El martes, al finalizar la visita en el Bellas Artes, Carmen Arechaga me dio la triste noticia del fallecimiento de Marilde. Hace veinte años que la conozco. Nuestro encuentro fue en el IES Monte Naranco en el verano del año 2002. Recuerdo sus palabras en una mañana del mes de julio y a partir de ahí forjamos una estrecha amistad, que ahora tras su partida a la dimensión de la eternidad ha quedado truncada.

Compartí departamento con ella y nuestra buena sintonía hubo alguien que la calificaba en los mentideros de aquel centro educativo como un pacto secreto. A aquella gente les chocaba su actitud hacia mi gestión. A mí no. ¿Por qué? Porque esta mujer que siempre fue directa en sus juicios de opinión valoraba el trabajo cuando este se desarrollaba con eficacia, eficiencia y transparencia, a pesar de la comisión de algún error, cuestión esta que es inherente a la condición humana. Ahí estaba el quid de la cuestión. No quiere decir esto que no hayamos tenido divergencia de opiniones, pero siempre las hemos abordado desde el diálogo y el respeto mutuo. Tenía un carácter fuerte y en ocasiones podía ser políticamente incorrecta, pero me pregunto ¿quién no lo es? ¿No lo son aquellos que se dedican a andar con intrigas y luego ponen buenas caras con una hilaridad en sus labios que tiene mas filo que el cuchillo de un carnicero? Creo que estos son peores, porque cuando menos te lo esperas dan la puñalada. Mi amiga Marilde llamaba a las cosas por su nombre y le preocupaba muy poco si parecía bien o mal porque era persona de fuertes convicciones, estaba segura de sí misma y tenía las cosas muy claras. La docencia, como dijo su hija Lucía en el acto de despedida, fue una de sus vocaciones que llevaba a efecto potenciando las actividades fuera del aula entre las que se encontraba el viaje a Madrid con el alumnado del segundo curso de Bachillerato, por citar un ejemplo. Hace catorce años, en colaboración con una amiga en común y compañera, Pilar Rodríguez Hidalgo, sacaron a la luz un librito “Aprendiendo a ser ciudadanos” en el que abordaban el intenso proceso constitucional en España entre 1812 y 1978. Un trabajo editado por la Consejería de Educación que he difundido entre todo el profesorado que imparte Historia de España como responsable de esta materia en la EBAU.

La cultura fue otra de sus grandes preocupaciones. Tribuna Ciudadana y el Círculo de Valdediós fueron foros en los que mantuvo una activa participación. Nunca olvidaré cuando me propuso guiar el primer fin de semana del mes de octubre de 2014 una actividad por el concejo de Cangas del Narcea. Conllevó compartir un día allá por el mes de julio de aquel año para preparar la visita que incluyó el monasterio de Corias, el Museo del Vino, un paseo por la villa, Besullo (Bisuyu), Llamas del Mouro. Un apretado programa que me permitió conocer Tribuna Ciudadana.

La redacción de artículos de opinión publicados en LA NUEVA ESPAÑA fue otra de sus aficiones que prácticamente cuidó hasta su partida. Este gusto por la escritura es algo que también comparto con ella. Cada vez que uno de sus artículos veía la luz en este medio de comunicación, manteníamos correspondencia sobre el asunto tratado y de igual modo procedíamos cuando era yo el autor. Las valoraciones que hacíamos una del otro y al revés eran coincidentes en un elevado porcentaje.

La militancia política en el Partido Socialista Obrero Español fue el instrumento para definir a esta mujer como un ejemplo del ejercicio de la ciudadanía activa bajo el prisma más cercano a la heterodoxia que a la ortodoxia, a mi parecer, tras varias conversaciones que mantuvimos sobre el mundo de la política.

Marilde en el ejercicio de su profesión se identifica con la frase de Elena Poniatowska: “Los profesores se desprenden de cuanto tienen y de cuanto saben, porque su misión es esa: dar”. D.E.P.

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