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La estación del virus se pasa entre plantas

Confinamiento y teletrabajo mantienen al alza la venta de flores: "Mejoran el ambiente ahora que hago más vida en casa"

Eva Mendoza, Eugenia Muñoz y Miguel Villalba en una floristería

La moda de las flores no se marchita. Más allá de los jarrones en el salón de casa de la abuela, los ramos de duelo de Todos los Santos o el socorrido regalo del día de la madre, llevarse un ramillete a casa, cuidar una planta o mimar un brote se ha convertido en medicina contra la tristeza pandémica, alegría en la vida del confinado y del teletrabajador, y reclamo para jóvenes que buscan especies "vintage" y decoran los hogares en busca de luz y color contra la estación del virus. "Hago más vida en casa y las plantas ayudan a mejorar el ambiente", afirma Julia Álvarez, que curiosea entre las orquídeas y los cactus de una tienda del centro de Oviedo. 

A raíz del primer confinamiento la necesidad de dar un giro a la vida casera dio un nuevo auge al mundo de las flores. "La gente descubrió sus espacios y lo hemos notado en las ventas", explica Daniel Pando, gerente de Materia Botánica. Desde la Asociación Española de Floristas, confirman esta tendencia al alza que, aseguran, se mantiene el líneas generales: "Se debe a la necesidad de conectar el interior y el exterior. Además de las propiedades beneficiosas que tienen las plantas, animan a la concentración y el bienestar". El teletrabajo, los encierros y la necesidad de cambio se nutren de fotosíntesis para vencer el miedo y la monotonía. “La gente echaba de menos el verde y la naturaleza. Han desaparecido algunos mitos en contra de tener plantas y ahora van repitiendo el consumo que iniciaron”, cuenta el avilesino Gabriel Ordóñez, presidente de la AEFI. 

José Carlos Álvarez y Azucena Suárez en los puestos del Fontán LUISMA MURIAS

"Una flores siempre traen alegría", dice Eugenia Muñoz, que acude junto a Eva Mendoza y Miguel Villalba a encargar un ramo para el cumpleaños de su madre. Entre ellos debaten otro de los puntos fundamentales en este mundo verde: ¿Sabemos cuidar de estos seres vivos? "Se nos da fatal", reconoce Villalba. Por eso, la petición más común entre los nuevos usuarios juveniles son variedades que aguanten cierto tiempo sin riego, tal como afirma Elena Rodríguez, de Flores Ana, un establecimiento que lleva abierto casi 38 años. Aunque también están en boga propuestas originales o rescatadas del baúl de los recuerdos. 

"Me piden plantas que hace años que no se llevan. Antes nadie las compraba y parece que han vuelto a estar de moda", cuenta Azucena Suárez desde su puesto del Fontán. Para niños triunfan las carnívoras, un regalo que muchos padres hacen para poner en prueba su responsabilidad antes de arriesgarse con la mascota; y entre coleccionistas siempre ganas especies exóticas cuyo precio no parece importar con tal de conseguir el ansiado ejemplar. "Cada uno encuentra en estas especies un vehículo para mostrar sus sentimientos. Nosotros estamos para ofrecer eso al público", asegura Javier de La Roza, propietario de 4Frebes. 

Si hay un clásico que no cesa nunca de pedirse es la flor natural. Tal como asegura Belén Berjano, de El Invernadero, cada vez más gente tiene siempre un recipiente lleno de agua dispuesto a ver pasar diferentes tipos de ramilletes: "Las señoras aparte de comprar una lechuga, van a por una flor. Se está cogiendo esa tendencia de otros países europeos", que incluso las revistas de decoración han tenido en cuenta. Incluso se preparan ramos mensuales por suscripción, en estos momentos en los que también ha aumentado el envío a domicilio. 

Elena Rodríguez en Flores Ana LUISMA MURIAS

Aunque no todo son alegrías para los comerciantes, a pesar de la buena acogida que han tenido las plantas durante el covid, alcanzar las cifras que se obtuvieron al principio resulta dificultoso y las navidades se han hecho cuesta arriba para algunos. "El boom del año pasado se junto con el cierre de los centros comerciales, eso obligó a volver al pequeño comercio", aclara la encargada de Flores Ana, quien además ha notado la falta de clientes mayores, de toda la vida, que hace tiempo que no pasan a comprar, "puede ser por miedo o porque por desgracia han fallecido durante este periodo". 

De todos modos, con el final de las Navidades hay quien encuentra su casa vacía y a falta de árbol va en busca de otras ramas, según asegura Berjano: “El mes de enero es un mes de cambio, la gente quiere dar frescura a sus salones”. Esta moda ha florecido para quedarse, como dicen los comerciantes, primero acudieron los abuelos, después los padres y en la actualidad los nietos ponen su semilla para que estos brotes germinen.

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