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La población de Oviedo seguirá cayendo la próxima década, según los expertos

Un modelo económico que atraiga a profesionales jóvenes y a emigrados, la clave para revertir la caída demográfica según geógrafos y economistas

Vista general de Oviedo, desde el Naranco. Irma Collín

Oviedo seguirá perdiendo población en los próximos años, a no ser que se opere un cambio radical del sistema productivo y se logre atraer a población de fuera. Ese es el análisis de geógrafos y economistas, que constatan que las últimas cifras de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) –que certifica que el municipio de Oviedo perdió en el último año más de 2.300 habitantes para situarse en 217.552, el volumen de población más bajo en quince años– no se deben únicamente a la pandemia, sino que son indicativas de una hemorragia demográfica que se prolongará en los próximos años.

El geógrafo Rafael Puyol, exrector de la Universidad Complutense de Madrid y actualmente presidente del Patronato de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ya anticipaba las causas de esta pérdida de población en la edición del lunes de LA NUEVA ESPAÑA, achacándola a una dinámica negativa que se ha visto agravada por la pandemia: “Posiblemente se haya producido en el caso de Oviedo que sume a su balance vegetativo negativo una inmigración que no ha llegado y encima una emigración a zonas suburbanas. Es una auténtica tormenta perfecta para una ciudad como esta, que ya partía de una base de crecimiento negativo”, explicaba Puyol, que ve difícil frenar la hemorragia demográfica: “Se puede ralentizar, pero se me antoja que va a ser muy difícil revertir esa pérdida de población”. Ahora, otros expertos confirman el diagnóstico de Puyol y apuntan a la única forma de revertir una sangría que se puede prolongar durante una década o incluso más: un cambio radical del sistema productivo que permita atraer inmigración, interna o externa.

Fernando Rubiera, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, vincula directamente la pérdida de población al envejecimiento. “Esta pérdida de población que constata el INE es coherente con los datos que teníamos. Posiblemente se haya exagerado un poco por los efectos de la pandemia y se haya adelantado algo de esa pérdida, pero en cualquier caso confirma las tendencias que en 2013 ya veíamos para esta década y la siguiente, una tendencia marcada por el envejecimiento y por la pérdida de población, que son los problemas más grandes que percibimos y que además están asociados”, sostiene.

Para frenar esta dinámica negativa, Rubiera advierte que no valen medidas paliativas, que hay que entrar a fondo con reformas de calado: “La única manera que yo veo para revertir esta dinámica es el crecimiento económico, no hay otra. Las políticas demográficas suelen ser políticas de parche. Las políticas de tipo ‘cheque bebé’ se ha demostrado siempre que no tienen ningún efectos sobre los datos reales de demografía. Lo único que puede funcionar es generar un crecimiento económico que haga que no se marche población y que provoque que venga población joven en edad de trabajar. Esa es la única manera: generar entusiasmo y expectativas positivas de crecimiento”.

Aladino Fernández, profesor honorario de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Oviedo, coincide en el análisis de Rubiera, y también en las posibles soluciones para mitigar la pérdida de población. “La pérdida de población es un hecho, y con el envejecimiento que padecemos y la tasa de mortalidad actual, la esperanza de crecimiento todavía mengua más. Habría que cambiar la base económica y que hubiera un crecimiento basado más bien en la inmigración, no veo otra alternativa”, señala Fernández. El geógrafo incide en que el problema es común a Oviedo y a Asturias, y la solución también es análoga, aunque la fuente difiere: “Si hablamos de Oviedo, esa migración puede venir de otros puntos de Asturias, mientras que la región precisa que llegue población de otras comunidades autónomas o del extranjero para empujarla hacia un crecimiento”. En cuanto a la pandemia, Fernández considera que puede haber acelerado esta pérdida de población con una vertiente que cree que puede ser coyuntural, como es cierta migración desde las grandes ciudades a núcleos de tamaño medio, con servicios y cierta proximidad. “Eso es algo que posiblemente explique el crecimiento que estamos apreciando en concejos como Villaviciosa”, apunta.

Gaspar Fernández Cuesta, profesor honorario de Geografía Humana de la Universidad de Oviedo, insiste en que el envejecimiento es el factor determinante en la construcción de esta dinámica de pérdida de población, y que la única solución pasa por fomentar la actividad y atraer a profesionales. Y cree que, lo primero de todo, es retornar al talento: “El envejecimiento es lo más grave, porque en realidad el crecimiento vegetativo, que es el esencial, es negativo. La única posibilidad, en consecuencia, para revertir la despoblación es atraer gente. Hace falta ayudar al emprendedor, que en esta región se le ha ayudado en general bastante poco, y atraer gente joven. Habría que atraer, por todos los medios, a los miles de chavales jóvenes que se fueron y tratar de que ellos lideren el progreso. Sin esos chavales no hacemos nada”.

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