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Raquel Alonso: “En la Edad Media también hubo mujeres que ostentaron el poder”

La historiadora del arte analiza, en una charla en el RIDEA, la figura de la fundadora del convento de Santa María de la Vega, Gontrodo Petri

Raquel Alonso, ayer, antes del inicio de su conferencia en el RIDEA. | Fernando Rodríguez

Gontrodo Petri es uno de esos personajes fascinantes de los que está plagada la historia de Asturias. Amante de rey, madre de reina y fundadora de un cenobio en pleno Oviedo, en La Vega, Gontrodo Petri gozó de una autonomía inusual en su época, el siglo XII, y que destierra muchos mitos y lugares comunes en torno a la época. “Hay un prejuicio sobre la Edad Media: nos imaginamos a las mujeres sometidas y sin capacidad de maniobra, cuando sí que hubo mujeres, entre la aristocracia y la familia real, que ostentaron cierto poder y tuvieron capacidad económica. Y Gontrodo Petri era una de ellas”, explica Raquel Alonso, profesora titular del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, que ayer arrojó luz sobre esta estimulante figura histórica con una conferencia en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA).

La conferencia se enmarca en un ciclo, coordinado asimismo por Raquel Alonso, sobre el monasterio de Santa María de la Vega y su evolución de cenobio a conjunto fabril. “Se nos ocurrió organizar este ciclo porque el solar de la antigua fábrica de armas se encuentra en un momento trascendental, que lo es también para la historia de Oviedo, en el que se balancean su conservación patrimonial y los intereses urbanísticos. Nos parecía interesante plantear una reflexión sobre todos los antecedentes de la fábrica, y aparte tengo la impresión de que aquellas estructuras del pasado que solo nos llegaron a la actualidad muy fragmentariamente, pues nos cuesta muy difícil apreciarlas: nos falta el anclaje visual”, reflexionaba la historiadora del arte, antes del inicio de la conferencia.

En el caso de La Vega, Raquel Alonso considera que sufre precisamente por este prejuicio, por esa ausencia de más restos: “La Vega tiene este tipo de problema. Es un monasterio muy maltratado y no sé si nos hacemos idea de que fue un complejo monástico muy importante. No hay más que ver la tumba de la fundadora, ahora en el Museo Arqueológico, que es una pieza de primera línea”, apunta Alonso.

Nacida, en el seno de una familia noble, en el primer tercio del siglo XII, Gontrodo Petri entabló relaciones con el rey de Castilla y León, Alfonso VII “El Emperador”, de quien se hizo amante. Fruto de la relación nació, hacia 1133, una hija: Urraca, a la que formó la hermana del rey y que acabó siendo ella misma reina consorte de Pamplona, tras contraer matrimonio con García Ramírez. “Urraca enviudó y volvió a Asturias, donde su padre le concedió capacidad para gobernar todo el territorio asturiano: por eso la llamaban Urraca ‘la asturiana’”, detalló Alonso.

Volviendo a su madre, Gontrodo Petri, Alonso explicó como la mujer fundó un monasterio en Oviedo, ya en 1153. “El monasterio se adscribió a la orden benedictina francesa de Fontevrault, algo muy infrecuente, lo que da idea de su conocimiento de las modas foráneas y de cierto cosmopolitismo. Pero lo relevante es que ella se muestra con capacidad para fundar un establecimiento de este tipo, y también de encargar obras de arte relevantes para el monasterio”, señaló Alonso.

El papel de Gontrodo Petri dentro de la congregación era el de señora o “dominae”, una suerte de administradora que, en la época, podían ostentar figuras laicas de la aristocracia. “Ejercían un control casi absoluto sobre las fundaciones monásticas. Su función se deriva de la conservación memorial de su grupo familiar, generalmente organizando y velando por los panteones funerarios”, explicó Alonso.

El hecho de que Gontrodo Petri eligiese fundar su propio monasterio en lugar de integrarse en San Pelayo, muy potente ya en la época, pudo deberse, señaló Alonso, a esa voluntad de ser “señora”, ya que en el otro monasterio tendría un papel secundario. Aunque la historiadora avisó de que no hay documentación que certifique las intenciones de la mujer.

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