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Para que nadie borre el Holocausto

La comunidad judía de Asturias conmemora en la sinagoga de Oviedo el día internacional de la Shoá y recuerda a las víctimas del genocidio nazi

De izquierda a derecha, Encarnación Vicente, Aída Oceransky y Mario Arias | Fernando Rodríguez

Memoria, ese bien preciado que dota al ser humano de la capacidad de almacenar vivencias y aprender de ellas, que retiene en la mente algunas imágenes y hace que puedan inmortalizarse generación tras generación. Ese fue el deseo de la comunidad judía de Asturias, ayer 27 de enero, Día Internacional del Holocausto: que las víctimas no cayesen en el olvido. “En poco tiempo no quedarán testigos vivos, todo se mantendrá almacenado en museos, archivos y libros”, afirmó la presidenta de la Comunidad Israelita en Asturias, Aída Oceransky. Por eso, recalcó, es importante conmemorar la fecha, para que nadie vuelva a verse perseguido con motivo de su raza, sexo o religión.

Como todos los años, la congregación Beit Emunáh se reunió con motivo de denuncia y homenaje, aunque esta vez las precauciones sanitarias hicieron del encuentro algo más íntimo. Cuando lo permitía la normalidad, la tradición citaba a los asistentes, entre los que constaban judíos, miembros de colectivos minoritarios, figuras públicas y cualquier otra persona que deseara asistir, frente al Monumento en recuerdo de los muertos de la Shoá (catástrofe en hebreo) del Campo San Francisco. Ayer parte del evento se retransmitió online para quienes permanecieron en sus respectivos hogares y el encendido de velas en honor a los afectados se realizó en la sinagoga de Oviedo, situada en la plaza del Fontán. En representación del Principado asistió la viceconsejera de Justicia, Encarnación Vicente, una figura que según Oceransky era la idónea porque “nada mejor que la justicia en un acto como este”, y por parte del Ayuntamiento el concejal de Personal e Interior, Mario Arias. Ambos prendieron dos de las seis velas, que se encontraban dispuestas sobre la mesa principal.

Para dar comienzo a la jornada, y de nuevo rememorar el pasado, así como la importancia de hacerlo, la integrante Sarah Álvarez resumió desde el comienzo de la marginalización antisemita a golpe de campaña y boicot en los años 20, hasta la “solución final” que llevó a millones de personas a las fosas comunes de los campos de concentración. “Persecución, acoso, maltrato, esclavitud y muerte”, cito Álvarez , claro, conciso, ordenado y con una enorme carga emocional. También recordó, que “la fecha no es casual”, ya que se eligió el día en el que las tropas soviéticas liberaron Auschwitz.

Después, se hizo la luz, seis velas, cada una con su significado para honrar a seis millones de fallecidos durante el genocidio, aunque quisieron aclarar que a las víctimas judías había que sumarles el resto de represaliados por “ser diferentes o molestar al poder”.

La primera, alumbrada a manos de Golda Bat, en honor a las almas de los judíos que perdieron su vida durante el negro periodo. La segunda, que encendió la joven Carmen Fernández-Cid, por el millón y medio de niños a loas que el nazismo sesgó el futuro. La tercera, para Mario Arias, por todos aquellos que fueron perseguidos injustamente: gitanos, homosexuales, minusválidos.., La cuarta, prendida por Encarnación Vicente, en memoria de los 7.000 españoles y 160 asturianos que padecieron el genocidio. La quinta, por Eduardo Escandón, recordaba a quienes arriesgaron su vida para salvar la de otros. Sexta y última, que culminó con Aída Oceransky: “Por quienes lograron rehacer sus vidas y mostraron que el mal no triunfa, por muy empoderado que se vea”.

El acto se clausuró con una oración, plegarias y el deseo de “edificar un muro que impida el paso a los asesino de inocentes”. Y también con un deseo sincero de que todas aquellas muertes, al igual que los ataques antisemitas que han continuado marcando la sociedad, como el acto vandálico contra el monumento a las víctimas del Holocausto el pasado mes de noviembre, no caigan en saco roto. “Así el esfuerzo y sufrimiento de nuestro pueblo no habrá sido en vano”, aseguró la presidenta de la Comunidad Israelita. De esta manera, siempre se mantendrá prendido el recuerdo de aquellas memorias que aunque se quiera, no se pueden borrar de la historia.

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