“La interioridad de Ignacio de Loyola es infinita y misteriosa: pensaba, como los grandes místicos, que el ser humano nunca llega al fondo; los místicos son los espeleólogos del alma”. Lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el teólogo jesuita José García de Castro durante la conferencia titulada “Ignacio de Loyola, profeta de nuestro tiempo”, con motivo de los 500 años de la conversión del santo, fundador de la Compañía de Jesús.

El caballero Íñigo de Loyola acudió a liberar Pamplona, en manos de los franceses. Una bala le destrozó la pierna derecha y le hirió también la izquierda. Ignacio fue trasladado a la casa familiar y consiguió salvarse. Durante su larga convalecencia se dedicó a leer la vida de Cristo y un libro con vidas de santos. Fue entonces cuando empezó a pensar en imitar a todos aquellos hombres, tal como explicó José García de Castro, profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas, que fue alumno del colegio San Ignacio de Oviedo. “Ignacio decidió entonces peregrinar a Tierra Santa. Comenzó a caminar hasta llegar a Montserrat. Este será lo que hoy conocemos como Camino Ignaciano”, señaló el religioso, al que presentó Pedro Luis García Vera, superior de los Jesuitas en Asturias.

“Ignacio fue un visionario y desde el principio tuvo como fin ayudar; le dio una importancia excepcional al trabajo y en cierto modo fundó una empresa, una congregación con una filosofía que iba muy en contra de la vida religiosa de entonces, en la que sus miembros no llevaban hábito”, indicó García de Castro.

Los Jesuitas tuvieron desde el principio un espíritu democrático, sin jerarquías ni obligaciones diarias. “Todo lo hizo para facilitar el trabajo y la movilidad de los que formaban parte de la orden, siempre con un objetivo espiritual y un componente trascendente; entendemos nuestro trabajo como la construcción del bien común”, señaló. Al santo de Loyola no le preocupaba predecir ni saber qué iba a pasar: “Ignacio de Loyola no es un profeta en estricto sentido, pero sí es una persona vinculada al hecho profético”, aseguró el conferenciante, al que le hubiera gustado ser astrofísico, como confesó ayer.

García de Castro destacó la dimensión teológica de Ignacio de Loyola. “La teología es una disciplina bastante desconocida en España, al contrario de lo que ocurre en otros países”, indicó. A su modo de ver, el legado de Ignacio ayuda al ser humano a ser más feliz, “es una propuesta de ensimismamiento religioso, pero no como en el budismo, que se limita a entrar dentro de uno mismo hasta llegar al silencio”, matizó. “Ignacio está a años luz de la insoportable levedad del ser; estima que el hombre esta llamado a ser algo sólido, arraigado”, concluyó.

“Vieja Luna”, teatro a cargo de “La Especie”, esta tarde


El Club despedirá la semana esta tarde, a las 19.00 horas, con una representación teatral, a cargo de la compañía “La Especie”, que representará la obra “Vieja Luna”, en un acto organizado por Tribuna Ciudadana. Marcos Díaz y Fina Sión realizarán una interpretación que entronca con la esencia del café-teatro, con una puesta en escena ágil y muy atractiva. La obra se inspira en el clásico estilo del café-teatro, con una puesta en escena sencilla, pero muy atractiva, diálogos ágiles y toda esa magia que siempre traslada el teatro al público que lo contempla.