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Un monumento al canto coral

Las voces de “El león de oro” protagonizan una velada musical diferente y de gran nivel bajo la batuta de García de Paz

“El león de oro”, ayer, en el escenario del Auditorio. | Fernando Rodríguez

Una larga y sonora ovación, incluso varios gritos de “¡Bravo!” siguieron al profundo silencio generado tras los últimos acordes de “When David Heard”, con los armónicos todavía campando a sus anchas por la sala sinfónica del Auditorio Príncipe Felipe. Este fue el final, el broche “de oro” a una mágica velada musical protagonizada por uno de los máximos exponentes del canto coral a nivel nacional e internacional como es la agrupación asturiana “El León de oro”.

En esta ocasión, y contrariamente a lo que es habitual en la laureada formación luanquina, el repertorio no era Renacentista ni Barroco, pero los resultados fueron los mismos: excelentes.

El primer programa desarrollado por los gozoniegos en Oviedo en este 2022 llevaba por título “Monumentos canoros” y aglutinaba obras del periodo Romántico, de autores tan emblemáticos como Félix Mendelssohn o Johannes Brahms. Una apuesta diferente pero realmente atractiva en la que se demostró la versatilidad y el talento de los pupilos del fundador y director del coro, Marco Antonio García de Paz.

Haciendo gala de un gran equilibrio, desplegaron todo un torrente vocal para interpretar la “Misa en mi bemol mayor”, de Josef Rheinberger, siempre bien fraseada y con una sonoridad compacta y bien empastada.

Los salmos número 100 (”Jauchzet dem Herrn, Allen Welt”) y 43 (”Richte Mich Gott) de Félix Mendelssohn, mantuvieron el halo sacro de la velada, con unas voces graves siempre potentes y bien timbradas y unas sopranos de agudos afilados.

Tras la ejecución de una de sus obras fetiche, “Geistliches Lied”, de J. Brahms, (acompañados al piano por uno de los integrantes de la formación, Óscar Camacho) plena de emotividad y con un “amén” final lleno de luminosidad y color, García de Paz (actual director del coro de la Radiotelevisión española), expresó a los asistentes, que abarrotaban el patio de butacas del auditorio ovetense, su agradecimiento.

El director también aprovechó para explicar brevemente la obra final, “When David Heard”, que es la primera vez que se interpreta en nuestro país y que, a pesar de ser muy posterior al resto del repertorio seleccionado, se ajusta a las cualidades expresivas e interpretativas que persiguen siempre los luanquinos, conjugando una brillante armonía con el gusto por la sonoridad y los silencios emotivos. Así se apreció ayer

Al término de la velada musical, de hora y cuarto de duración, ante los insistentes aplausos del público, el coro bisó el “Sanctus” de la misa de Rheinberger. No fue el único bis de la sesión en el Auditoriol “El león de oro” también volvió a ofrecer el Kyrie de la misma misa. El públicol, volcado con sus voces y con el trabajo de la formación, los despidió en pie.

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