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Desenlace fatal en Oviedo: fallece el herido grave del incendio de un primer piso en la avenida del Mar

La investigación apunta a que José Alberto García, de 54 años, pudo quedarse dormido con un cigarrillo encendido

Bomberos ante el inmueble incendiado. Irma Collín

El cuerpo de José Alberto García Revuelta, el hombre de 54 años gravemente herido tras tragar abundante cantidad de humo durante el incendio de su primer piso de la avenida del Mar del pasado 30 de enero, dijo basta a las tres de la tarde del jueves tras cuatro días de lucha. La hora durante la que los equipos de emergencia practicaron maniobras de reanimación a este ovetense nacido en Alemania permitieron alargar su vida durante cuatro jornadas en las que sus allegados ya habían perdido la fe. “Cuando ingresó ya nos explicaron que poco había que hacer”, relató la familia antes del rito exequial celebrado ayer en la capilla del tanatorio de El Salvador ante casi un centenar de personas.

Con las causas del fuego todavía pendientes de las conclusiones de la investigación, el entorno de la víctima apunta a que José Alberto se pudo haber dormido con un cigarrillo encendido en la mano como principal hipótesis. Así se habría desencadenado el aparatoso incendio, que inundó de humo todo el bloque del número 35 de la avenida del Mar, alertando a los vecinos y a su propio hijo, quien trató de rescatar sin éxito a su progenitor valiéndose de una linterna.

Un instante del funeral celebrado ayer en la capilla del tanatorio del Salvador. LNE

Quienes conocían al fallecido aseguran que era una persona bondadosa, pero con poca suerte en la vida. En 1995, solo tres años después de contraer matrimonio y dos años más tarde de tener su primer y único hijo, Borja, José Alberto perdió a su esposa, Begoña Álvarez, cuando esta tenía tan solo 20 años. Pese a ello, consiguió salir adelante junto a su pequeño, como buenamente pudo con el apoyo de su familia directa y de la política.

Vecino popular en el “Tocote” del barrio de Pumarín durante muchos, el fallecido residía desde hacía tiempo en el piso ahora calcinado, donde anteriormente habían vivido sus suegros, ambos ya fallecidos. Su círculo más cercano subraya por encima de todo el aprecio y preocupación que mostraba por los demás. “Era muy buena persona”, indica su hermano y padre de sus dos únicas sobrinas, Luis Manuel García.

El propio Luis Manuel admite con tono cariñoso que su hermano era “algo terco”, si bien deja claro que “solo podía ser malo para sí mismo”. La forma de ser de José Alberto, explican, generaba empatía con quienes le rodeaban y es por ello que los asistentes a la despedida religiosa en el tanatorio se mostraban especialmente disgustados. “Era una persona joven y que no hacía daño a nadie, se merecía otro final”, comentó un amigo del barrio, desplazado hasta Los Arenales para dar su último adiós al hombre, que actualmente se encontraba en paro. Era habitual verle paseando por los alrededores de su vivienda.

Conmoción vecinal

En el suceso, que causó una gran conmoción en el vecindario, resultaron levemente intoxicadas. La primera, una residente de otro portal que se encontraba cortando el pelo a Carlos Benjumea, vecino del cuarto, tuvo que permanecer en el HUCA hasta las seis de la mañana, diez horas después de que los bomberos recibieran la llamada de emergencia. La otra, la hija menor del propio Benjumea, salió del hospital pasadas las tres de la mañana tras permanecer un tiempo enganchada a la bombona de oxígeno.

García Revuelta, por su parte, fue llevado directamente a la UCI. Una vez comprobado que no respondía desde el punto de vista cerebral, los médicos se pusieron un plazo de 72 horas como límite para mantener alguna opción de que pudiera recuperarse del daño sufrido tras permanecer durante muchos minutos sin respiración. A pesar del fatal desenlace, la familia se mostró agradecida por la labor de los equipos de emergencias que otorgaron cuatro días extra de vida a un hombre que, por desgracia, ya no podrá volver a su piso de la avenida del Mar.

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