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Noelia Sanabria, la joven paraguaya que ha recorrido el mundo y llega a Oviedo con su arpa a cuestas

La artista, ahora en la capital asturiana, se gana la vida llenando de música establecimientos y eventos

Noelia Sanabria, la joven arpista paraguaya que se gana la vida tocando en restaurantes

Noelia Sanabria, la joven arpista paraguaya que se gana la vida tocando en restaurantes VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Miki López

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Noelia Sanabria, la joven arpista paraguaya que se gana la vida tocando en restaurantes Elena G. Díez

Se le denomina el instrumento de los ángeles aunque puede llegar a pesar como un demonio al finalizar una jornada con él a cuestas. Así carga Noelia Sanabria con un arpa paraguaya de un lado a otro del mapa desde los 18 años para ganarse la vida llenando de música establecimientos y eventos. Primero selló su pasaporte en Japón, después se movió a tierras mexicanas y por último decidió afincarse en España. La necesidad de recorrer camino por su cuenta y riesgo la empujó en 2018 hasta Oviedo, "una ciudad que le enamoró cuando la vio por Internet", donde reside satisfecha de compartir su tradición musical con quienes se acercan a escucharla.

Son las 16.00 horas, culmina el horario de comidas en el restaurante Chibiski y los dedos de Noelia dejan de moverse de forma hipnótica sobre las 37 cuerdas del arpa. Ahora trabaja amenizando las veladas de este mexicano y otro de la misma cadena que se encuentra en Gijón, una ruta diaria en autobús junto a su material musical. Pero todo tiene un comienzo, y esta joven de 24 años se reúne con LA NUEVA ESPAÑA para ilustrar cómo se recorren más de 9.000 kilómetros con 10 kilos siempre a cuestas.

Nació en Asunción, de padre fisioterapeuta y progenitora farmacéutica ella resultó artista. "Siempre me apoyaron con la carrera musical, nunca hubo un 'no'. Soy la primera música de la familia", cuenta. Aunque siempre le animaron a complementar este camino con otras disciplinas y estudios. "Fue mi madre la que me preguntó a los nueve años que instrumento me llamaba la atención", aclara.

-¿Y escogiste el arpa?

-Sí, el arpa paraguaya. Había guitarra, piano... pero su tamaño, los colores y el sonido tan sutil que emite hizo que me decantase por ella.

Podía haber sido de tipo clásica, eléctrica o llanera; pero esta asunceña quería hacer honor a sus raíces. Desde entonces han pasado tres por sus manos, comenzó con el formato básico, más tarde se atrevió con una de madera tallada y en 2017 cuando la economía y la destreza lo permitieron adquirió el ejemplar que lleva hoy consigo: un arpa profesional con levers (palancas). "Puede valer en torno a 2.500 euros", explica Noelia. Aunque lo más costoso, es el transporte y mantenimiento, pero, según asegura "merece la pena", ya que estas compañeras han compartido trayectoria y vaivenes con la artista.

A los 13 años fue admitida en el Conservatorio Nacional y al poco tiempo ya tocaba para los certámenes de belleza de su país; que en ocasiones también desfiló: "Salí princesa de mi ciudad". Después pasó de participar en el mayor conjunto de arpas del mundo para conseguir el récord Guinness en 2013 a una cadena de hoteles de cinco estrellas en Asia. "Por aquel entonces estaba centrada en una escuela de aprendizaje exclusivo con este instrumento y me vieron unos managers. Me ofrecieron aquella oportunidad en Japón y no dudé en decir que sí", afirma orgullosa. Tras aprender gastronomía, costumbres y cultura, regresó a su territorio natal; aunque tras esta vivencia ya no podía mantener los pies quietos.

Noelia en Japón junto a su arpa

La siguiente propuesta fue México, un viaje para representar a Paraguay, en el que adquirió la experiencia suficiente como para decidirse a buscar trabajo con su propia firma: Noelia Sanabria y un arpa paraguaya. Su primer pensamiento fue Madrid, ya que su tía vivía en la capital desde hace años, pero vio Asturias en Internet: "Me enamoré de este lugar y gracias a Dios desde que llegué estoy viviendo en Oviedo".

El comienzo fue algo complejo debido a la necesidad de compatibilizar su universo vocacional con otro trabajo en un centro de estética, ya que "la pandemia golpeo a los músicos y necesitaba un sueldo fijo", y el asentamiento de su núcleo familiar, -se instaló junto a su pareja de hace más de una década, trajo a su madre y a su hermano, y hace seis meses dio a luz a su primera hija-. Además la elección de su instrumento resulta inusual y, al mismo tiempo que levanta curiosidad, genera escepticismo. "Hasta que la gente no ve que puedes interpretar todo tipo de cosas, incluido música internacional, no cree que puedas tener éxito", aclara la arpista. Por eso, su repertorio es abierto y con variedad de registros: desde música tradicional italiana hasta los Beatles.

Sea cual sea la canción, ella se deja la piel. "Intento meterme en el tema que estoy tocando. Siempre estudio la historia, el artista, lo que desea transmitir...", cuenta. Confiesa que en ocasiones le cuesta expresarse y hacerlo mediante las notas es un mecanismo infalible que le acerca hasta el público: "Se trata de soltarme". Así ha ido ganando adeptos y fieles que se acercan al restaurante para escucharla y con una lista de peticiones. "El otro día me pidieron 'El pájaro campana' una canción popular de mi país", dice.

Noelia Sanabria junto a su arpa paraguaya MIKI LOPEZ

También se deshace en agradecimientos por la acogida, tanto por parte de los asturianos, que se han abierto a su propuesta, como al Chibiski por permitirle hacérsela llegar cada día a más personas: "No puedo estar más contenta". A pesar del peso constante del instrumento, tanto cuando toca como cuando lo transporta, los moratones que a veces genera la constante fricción, las trayectorias dificultadas por las adversidades de clima o el cansancio de compatibilizar ese mundo con otros, la arpista está feliz de poder vincular Asturias y Paraguay con las 37 cuerdas de un arpa.

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