Mucha música y productos artesanos, así acogía el pueblo de Bueño a los diferentes visitantes que se acercaron para disfrutar de la última jornada de las populares fiestas de San Juan de la Mata. Su mercadillo artesanal, una propuesta que vio la luz en 2020 pero quedó paralizada debido a la pandemia, resultaba un reclamo para los asistentes, que podían adquirir desde un queso de Badajoz hasta una armónica de Barreiros. "Estamos muy contentos de retomar la idea. Aunque el tiempo no es el idóneo, está teniendo muy buena acogida", aseguró Miriam González, secretaría de la asociación cultural de Bueño y organizadora del mercado.

Los puestos se colocan de manera estratégica, con procedencia y temática, para que "ninguno pise al resto", tal como explica González. Asturianos, gallegos, leoneses e incluso extremeños crean en la plaza de la localidad una fusión de productos típicos de cada zona, una oferta que atrapaba a más de uno. José Hernández, de cuatro años, tiene poca estatura pero un apetito insaciable. Se acerca a los stand de comida y va probando todas las muestras.

-¿Quieres más?-, pregunta Maite Palacios, que ofrece lácteos de Extremadura.

El pequeño apenas puede responder porque va a manos, y boca, llenas. Palacios sabe que su propuesta es muy del agrado de los asturianos: "Les encanta el queso". Procede de Badajoz pero lleva años afincada en Galicia y recorre todas las ferias artesanales de Asturias. Es su segundo año en Bueño y está satisfecha con la implicación de sus gentes, además "siempre es una buena ocasión para recordar lo maravillosa que es esta zona".

De izquierda a derecha, Milagros Beloso, Mercedes Cima, Marta Fernández, Palmira huerta y Belén Quirós FERNANDO RODRIGUEZ

La comparsa de la banda de gaitas "Soto Rei" amenizaba conversaciones y compras. "Hay muy buen ambiente, es el segundo año que vengo", confiesa la ovetense Milagros Beloso, que acude junto a su amiga Marta Fernández que es neófita en esta festividad y parece entusiasmada. Ambas se encuentran trasteando con los bolsos y sortijas solidarias que vende Mercedes Cima, presidenta de una ONG cuya recaudación va destinada a la construcción de colegios infantiles en Kenia.

Ganchillo, verduras, bisutería, hidromiel... La composición del pequeño rastrillo es variada, pero si hay algo que captaba la atención a los más jóvenes de cada casa fueron los juguetes a la vieja usanza. Este domingo, lejos de instrumentos tecnológicos, los niños se entretenían con arcos y espadas de madera, instrumentos musicales clásicos e incluso yoyós. Paco y Antonio Lozano tienen 6 y 4 años y corrían alrededor de su hermana Lea, lanzando flechas de ventosa con las que apuntaban amistosamente a los caminantes. "Entre las actividades de ayer -una jornada de juegos tradicionales para los menores- y esto se lo están pasando fenomenal", afirmaba su padre, natural del lugar.

Paco y Antonio Lozano junto al comerciante Teófilo Rodríguez FERNANDO RODRIGUEZ

El causante de este revuelo infantil eraTeófilo Rodríguez, comerciante de muñecos y juegos originario de Barreiros. "Me siento medio asturiano, nací en Gijón y mi padre fue obrero en Avilés", contaba el gallego, al que llamaron para cubrir la parte de "juguetería" y lo hizo con gran satisfacción.

Este mercadillo no fue el único reclamo durante la jornada; las voces celestiales del coro de Ferreros desde la ermita, dejaron prendados a los asistentes. Pilar García es de La Segada y se acerca cada año a la celebración. Aparte de comprar unos saquitos de punto hechos a mano, se hizo con varias sillas para ella y sus acompañantes y las situó frente a la iglesia para disfrutar del concierto.

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Los integrantes del coro de Ferreros junto a la ermita FERNANDO RODRIGUEZ

Detrás de la veterana espectadora fueron concentrándose diferentes personas que en silencio, se dejaron arropar por las melodías corales durante esta clausura de fiestas repleta de manualidades, gastronomía y acordes.