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El sector cultural genera ya en Oviedo 400 empleos y 280.000 espectadores

La música clásica, capitaneada por la Ópera, encabeza las cifras de una programación artística valorada como la de más calidad de la región

Por la izquierda: Juan Carlos Rodríguez-Ovejero (Ópera de Oviedo), José Luis Costillas (Fundación Municipal de Cultura), Pablo de María (SACO), María Riera (Ovido Filarmonía), Alfonso Palacio (Museo de Bellas Artes) y Cosme Marina (Festival de Teatro Lírico Español). IRMA COLLIN

Hace un par de décadas, los musicólogos Emilio Casares y Luis Iberni manejaban un estudio realizado por una universidad nacional según el cual Oviedo era la ciudad de España en la que la música clásica arrastra a un mayor porcentaje de población a los conciertos. Hoy, el director de los programas audiovisuales municipales, Pablo de María, cuenta que una película mexicana de autor totalmente desconocida como “Fauna”, metió el otro día a 322 espectadores en el Filarmónica, mientras que en la Filmoteca, en Madrid, no junta a más de 20. La programación cultural vive un buen momento en la ciudad. La oferta ha crecido, se adapta a las necesidades del público, genera conexiones y recibe el reconocimiento nacional. Esta misma semana, el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea situaba a Oviedo por delante de Gijón en el ranking nacional de ciudades según su oferta cultural. La capital de Asturias sumaba cuatro puestos y en el listado de las principales programaciones en la región, dos instituciones afincadas en la ciudad, la Ópera de Oviedo y el Museo de Bellas Artes, empataban a puntos en un primer puesto compartido.

Contemplado en su conjunto, con cifras que tratan de aproximarse a la realidad pero que incluyen las programaciones más destacadas, el sector cultural en Oviedo genera ya unos 400 empleos directos y mueve 280.000 espectadores al año. Son cifras muy buenas, con una media de 659,6 espectadores por actividad (algo más de medio teatro Campoamor) y con una oferta que plantea 2,17 grandes actividades por semana.

De ese conjunto, el apartado de la música clásica sigue siendo el gran motor del sector. Eso incluye la temporada de Ópera de Oviedo, la de Zarzuela, la actividad de la Fundación Musical “Ciudad de Oviedo” (que engloba a la orquesta Oviedo Filarmonía y a la banda “Ciudad de Oviedo”) y las jornadas de piano y conciertos del Auditorio. En conjunto suman tres cuartas partes de la programación analizada (73,3%) y dejan para el resto un 26,7% que, pese a su posición menos relevante, lleva creciendo de forma ininterrumpida en los últimos años.

La música clásica también es el principal empleador del sector, con la Ópera en la cabeza (31,5% de los empleos directos), seguida de la plantilla de la OFIL y de la Banda (28,9%) y del personal técnico de los teatros Campoamor y Filarmónica (25,6%), que también se encargan de otras actividades de la Fundación Municipal de Cultura.

El concejal de Cultura, José Luis Costillas, ha sacado pecho esta semana con la posición que en ese ranking nacional dan a la programación de Oviedo. “Lo que venimos defendiendo desde el principio”, explica, “es que se puede mejorar la actividad y dar paso a nuevos programas sin renunciar a lo que podemos considerar la máquina cultural de la ciudad, la clásica, que ha aumentado incorporando nuevos ciclos, como el caso de CIMCO”. En este nuevo programa ve el presidente de la Fundación Musical de Cultura reflejadas otras líneas estratégicas de la política cultural local, como la mezcla de géneros y la necesidad de que unos sectores colaboren con otros,

En este sentido, la OFIL ha experimentado una evolución notable en los últimos años. “Nació por una necesidad de la ciudad”, explica Cosme Marina, director artístico de los ciclos del Auditorio y de la Fundación “Ciudad de Oviedo”, “porque la OSPA no podía afrontar las funciones de la Zarzuela ni toda la temporada de ópera, que estaba creciendo. Así que se consolidó como una formación pequeña, pensada para foso de temporada lírica, una orquesta complementaria que es la titular del Campoamor. Pero hoy es una orquesta muy versátil, que se utiliza para muchas cosas, desde acompañar a Raphael en un concierto sinfónico a una proyección de una película o una actividad en la Fábrica de Armas. Se ha convertido en una herramienta cultural de la ciudad al servicio de proyectos muy diferentes”,

Por la izquierda, Pablo de María, director de Saco y Radar; Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, presidente de la Fundación Ópera de Oviedo; María Riera, gerente de Oviedo Filarmonía; Cosme Marina, director artístico de las programaciones de clásica municipales; el concejal de Cultura, José Luis Costillas, y el director del Museo de Bellas Artes, Alfonso Palacio, fotografiados esta semana en el Salón de Té del teatro Campoamor. | Irma Collín Irma Collín

La evolución del proyecto cultural ovetense se mide muy bien en sus dos “insignias culturales”, como las llama el informe del Observatorio de la Cultura por ser las dos entidades mejor puntuadas de Asturias, el museo de Bellas Artes y la temporada de Ópera.

En el segundo caso, el programa lírico de Oviedo pasó de ser una semana con 6 o 7 títulos y una única función, casi como si fuera un modelo de sociedad filarmónica, exclusivo para sus abonados, a abrirse a la ciudad con un total de unos 32.000 espectadores en 23 funciones de ópera (5 títulos) más programación infantil y tres funciones con segundo reparto. La Ópera de Oviedo maneja 2,8 millones de presupuesto, que salen principalmente de la taquilla y los abonos (60%), la subvención de las administraciones (25%) y el mecenazgo (15%). La temporada trae visitas (un 34% de los espectadores vienen de fuera de la ciudad y de ellos la mitad, un 16%, de fuera de la región) y también empleos indirectos y formación. Cada temporada trae entre 80 y 100 cantantes y técnicos que residen un mes en Oviedo y una media de 20 alumnos en prácticas pasa cada temporada por el Campoamor.

En el caso del Bellas Artes, a punto de asumir la última fase de su ampliación, la evolución es muy notable en lo referido a los visitantes, doblando prácticamente sus registros en la última década y sumando, en 2019, antes del covid, las 111.841 personas. En paralelo, el Bellas Artes ha logrado cubrir vacantes urgentes en su pequeña plantilla, incorporando dos conservadores y una responsable de programas educativos.

En otras disciplinas artísticas, las sensaciones también son buenas. Pablo de María, al frente de Saco y Radar, comprueba que lo que se inició como una semana de cine hace ocho años suma ahora 165 proyecciones a lo largo del año. Ellos también han crecido en equipo, con un grupo estable de cuatro personas para todo el año y hasta 25 contrataciones para el festival. Pero lo más importante, concluye, es comprobar que en Oviedo hay público. “La gente responde, y ese es uno de los motivos del crecimiento de Saco. Tenemos un nivel de fidelización de público que no hay en otros sitios, y deberíamos contarlo y exhibirlo fuera”, concluye.

Otro de los nombres que se han encaramado al informe del Observatorio cultural ha sido el de la Semana del Arte. Sus 13.000 espectadores, solo en la Fábrica de Armas, es más, recalca el concejal, que La Semana del Queso.

La directora de esta programación dedicada a las artes plásticas y visuales, Marta Fermín, destaca las múltiples sedes que ocupó, también el Bellas Artes, el Arqueológico, el Seminario, el Filarmónica, el Colegio de Abogados y aporta algunas cifras: 54 propuestas artísticas con un total de 250 personas involucradas en su organización. El 80% del presupuesto, explica, se queda en Oviedo. Es un porcentaje muy similar al que repiten los directores de otros ciclos nuevos y crecientes en la ciudad, como el festival indie Vesu, Cafca o Link, que han logrado, también, la aparición de la Fábrica de Armas en el ranking de las actividades más destacadas del año en Asturias.

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