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Mil claveles del instituto de La Corredoria para que florezca la igualdad en Oviedo

Ocho alumnas del instituto de La Corredoria donan a la Cruz Roja el dinero obtenido durante la campaña de venta de flores en San Valentín

En la fila de atrás, de izquierda a derecha, Rosa Corujo, Irene Fernández, Sandra Fernández y Carolina Pombo. Abajo, de izquierda a derecha, Leila Leiva, Abril Fernández, Nuria Torre, Alicia Morillo, Claudia Granados y Ángela García. | Luisma Murias

El día de San Valentín, la fachada del instituto de La Corredoria amaneció llena de pintadas de contenido neonazi. Esa misma jornada, ocho alumnas de cuarto de la ESO recaudaban dinero con la venta de claveles para destinarlo a una causa de igualdad social. “Ese es el mensaje que quiere dar nuestro centro, la importancia de la integración y la justicia”, afirman tanto alumnos como profesores, relacionando uno y otro hecho. Se llegaron a vender 1.230 flores, con una recaudación de 844 euros que fueron donados ayer por la mañana a la Cruz Roja en un caluroso evento.

Fueron un cúmulo de casualidades las que permitieron que estas alumnas se embarcaran en la novedosa iniciativa. La primera, la pandemia. La época del virus impide planificar a largo plazo y los viajes de fin de curso no son la excepción. Por lo tanto los estudiantes tenían asumido que ni excursión al extranjero ni campaña de recaudación de fondos para conseguirla. Pero, “¿Por qué resignarse cuando se puede buscar una alternativa altruista?, se preguntaron”.

Ese fue el pensamiento de Abril Fernández, la promotora de una iniciativa que alejada de la versión de exaltar el amor romántico pretendió acercarse a lo que las promotoras consideran el verdadero significado del día de los enamorados: “Ayudar a las minorías”. Abril compartió la feliz idea con sus compañeras y enseguida sumó adeptas a la causa. “Cada una cumplía funciones diferentes: comprar el material, el recuento de dinero, encargarse del cambio, apuntar los nombres...”, explica Fernández. El proceso fue más laborioso de lo que parece a primera vista. La idea era cobrar un euro por clavel, escribir el nombre de un emisor, que en este caso era el donante, y el del receptor que recibiría el colorido regalo de San Valentín. Así, todas las aulas florecieron el 14 de febrero, aunque algunas de manera anónima.

El último paso fue entregar la recaudación a la Cruz Roja, que acudió a recoger el cheque con enorme agradecimiento. “Es increíble este acto de solidaridad en gente tan joven. Vamos a invertir el dinero de manera transversal para que a nadie le falte apoyo”, aseguró Rosa Corujo, presidenta de la asamblea local de Oviedo. La aportación llegará a jóvenes en riesgo de exclusión social, mujeres maltratadas, ancianos que comparten su vida con la soledad, familias en situación de precariedad... Este año, las flechas de Cupido llevaban en la punta flores de solidaridad.

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