El barrio Guillén Lafuerza vibraba esta tarde al ritmo del “carnaval, carnaval, te quiero”. Ya a la entrada de la calle Rosales, el centenario Bar Guillén acogía a multitud de vecinos disfrazados que brindaban con sidra y bailaban al son de las comparsas. Allí mismo, se situó el stand de la asociación del distrito para que los más pequeños también disfrutasen el “Antroxu” e hicieran gala de sus originales disfraces. El nexo en común entre niños y adultos era la gincana que la organización preparó con la colaboración del Ampa del colegio Jaime Borrás, una idea que no solo sirvió para que los menores de la zona hiciesen buenas migas; también “para que descubran los secretos del lugar donde viven”.
Jóvenes, y no tan jóvenes, que a veces pasan por las calles y no conocen ni su nombre ahora tendrán que situarlas en el mapa. Según explicaban los miembros de la asociación, “es una gran oportunidad para conocer la historia” de esta emblemática zona ovetense que a veces “parece muy lejana”. El recorrido de esta actividad contaba con pistas adaptadas al nivel de cada usuario: había un papel con instrucciones para los mayores y otro que leían los peques al unísono.
“Si queréis participar en los concursos y la chocolatada hay que completar todas las incógnitas”, afirmaba Ángel Alonso, tesorero de la fundación. Lo decía porque a partir de las seis de la tarde esperaban chocolates, frixuelos y gran cantidad de premios para todos. Animales, policías, Pasión de Gavilanes, Toy Story o la antigua Roma, fueron algunas de las temáticas que pasearon de un lado a otro en busca de pistas. Incluso había un purgador, el pequeño Nel se vistió de la taquillera película “La purga” en la que está permitido el delito de asesinato durante 24 horas. Cualquiera se acercaba...
Al culminar el trayecto y una vez comprobada su adecuada realización, se repartían gominolas donadas por el centro escolar. Al caer el sol los sorteos dieron el pistoletazo de salida: desde un jamón o vino, hasta cheques del Corte Inglés para los mejores atuendos. Todo ello en una caseta que la asociación de vecinos pide al Ayuntamiento “que se convierta en un local propio” para poder seguir amenizando la vida del barrio con diferentes reuniones y fiestas.
