“Tenemos una inmensa alegría, la gente necesitaba pasarlo bien, es como si volviéramos a la vida”. Cristina Rivero llegó este sábado al centro de Oviedo procedente de Niembro (Llanes) con la finalidad de disfrutar y hacer disfrutar a los demás. Su puesta en escena de la película de temática apocalíptica “Mad Max” resultó merecedora del segundo puesto en la categoría reina, la de grupos en la que el grupo de baile de Marta y Miguel, de Barcia (Valdés), resultó ganador con una espectacular invasión de vampiros, y el Xente Xoven de Serín (Gijón) completó el podio con su alabada representación liderada por Aladdín y el Genio de la lámpara.

Alrededor de 1.500 almas conformaron una interminable serpiente de color integrada por el entusiasmo de nueve centros sociales ovetenses, unos 80 integrantes de la banda de gaitas, una representación de la banda de música y varias charangas llegadas de distintos puntos de la región, además de innumerables disfraces merecedores de aplauso.

Un llamativo “Ave Fénix” envuelto en colores chillones resultó el más votado por el jurado apostado en la plaza de la Catedral, mientras que “El Rey Don Pérez”, una dupla formada un trabajado Ratoncito Pérez y un personaje en forma de puñado de muelas vencieron en parejas.

Cinco niños del centro social de La Corredoria abrieron el desfile de disfraces. A ellos les siguieron los usuarios de nueve equipamientos municipales ataviados con temáticas variopintas, desde vecinos de Ciudad Naranco vestidos de rockeros, hasta una brigada de bomberos proveniente de Ules.

Vencedores

Los grandes triunfadores locales fueron los vecinos de Vallobín. El cortejo de instrumentos musicales gigantes a base de cartón se alzó con el primer premio de una categoría en la que todos resultaron, de alguna forma vencedores. “El simple hecho de salir ya es un triunfo porque nos lo pasamos muy bien”, admitió Aurora Cabal, vecina del Cristo, quien al finalizar el paseo por el centro de Oviedo guardaba todavía alguna esperanza de revalidar el primer premio de 2020. Al final, su disfraz “Mundo al revés”, de payasos haciendo el pino, se colgó la medalla de bronce de los centros sociales.

Hubo disfraces para todos los gustos y de todas las calidades, aunque más allá del derroche de originalidad destacaron los aires reivindicativos de la cabalgata. Fueron varios los colectivos que hicieron guiños a Ucrania llevando en alguna parte de sus carrozas o disfraces banderas azules y amarillas. Asimismo, acompañando la Sardina hacia su irremediable entierro se colocó la fanfarria “ATS HUCA HUCA”, en la que varios músicos vestidos de sanitarios homenajearon con su melodía alegre a los “héroes de la pandemia”.

El espectáculo tuvo todos los ingredientes para congregar a miles de personas a las márgenes de las calles del corazón de Oviedo. San Francisco, calle convertida en pasarela hacia la Catedral, fue un hervidero. “Estamos alucinados con la respuesta del público”, confesaba la concejala de Festejos, Covadonga Díaz, cuando los primeros grupos del desfile comenzaron a asomar por Uría, donde el paseo de los Álamos y Escandalera se transformaron en improvisadas gradas atestadas de gente.

Las coreografías de los grupos hicieron el resto. Mimos, vampiros, toreros y hasta el mismísimo José Luis Cantero “El Fary” reapareció quince años después de su muerte para arrancar las palmas y algún que otro movimiento de cadera entre un respetable entregado. “A algunos les faltan horas de ensayos, pero eso es lo bonito del Carnaval, el desinhibirse”, declaró el vecino de Pumarín José Enrique Álvarez, para, seguidamente, ejercer de jurado a título particular. “Los mejores, los del genio”, dijo en referencia al grupo Xente Xoven de Serín, cuyo Genio de la lámpara, encarnado por José Luis Fernández, hizo soñar y sonreír a miles de ovetenses encantados por “volver a la vida”.