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Las mujeres marcan el paso de la Semana Santa en Oviedo

Las cofrades procesionan con sus compañeros y comparten tareas por igual pero las cargas familiares entorpecen su acceso a cargos directivos

De izquierda a derecha, Leo Bousoño, Paloma Frechilla, Cristina Alonso, Noelia San Millán y su hija Marina Campa, Adela Fernández y Rocío Díaz, en la capilla de Santa Bárbara de la Catedral y con la imagen de Jesús Resucitado al fondo. | Irma Collín

Paloma Frechilla, gran conocedora de la historia de la Semana Santa de Oviedo, cuenta que en su origen las mujeres estaban excluidas de las procesiones. No podían vestirse de cofrades ni mucho menos cargar las imágenes. Solo estaban representadas como damas de mantilla –las populares manolas–. Eso cambió hace años y en Oviedo hay cientos de mujeres, como ella en el Nazareno, que desfilan codo con codo con los varones. Las hay que, como Rocío Díaz en el Santo Entierro, ocupan el puesto de capataz y marcan el paso a sus compañeros; muchas ocupan cargos en las directivas, como Leo Bousoño, de los Estudiantes, que fue la primera mujer en presidir la Junta de Hermandades, en 2014 y luego, otra vez, en 2020. Paloma Frechilla lo hizo en 2019 y actualmente es tesorera de ese órgano.

A la mayoría de las cofrades la devoción y la pasión por la Semana Santa les viene de familia. Muchas, casi todas, forman parte de varias hermandades. Adela Fernández, está en la del Nazareno, como su padre, desde 1997, y se encarga de la secretaría, también sale con la del Santo Entierro. Cristina Alonso es cofrade de la de Jesús Cautivo desde 1996 e ingresó en la del Nazareno hacia 1998. Noelia San Millán ingresó en la del Santo Entierro y hace 10 años fundó la de la Borriquilla, donde fue la primera hermana mayor. También está en el Nazareno, como su hija, Marina Campa, que tiene seis años y que empezó a salir en la Semana Santa de Oviedo antes de haber nacido, en el vientre de su madre embarazada.

“Es que si eres cofrade, eres de todas las cofradías”, aclara Adela Fernández. “Todos somos hermanos en Cristo y todos nos ayudamos, queremos que la pasión se viva en la calle”, afirma. Entre ellas hay buen entendimiento: se conocen desde hace años, están en la misma franja de edad –Rocío Díaz es la más joven con 32 años y la mayor, Adela Fernández, no pasa de los 43– y todas concilian familia y trabajo. Varias están empleadas en tareas administrativas, hay una enfermera, una profesora y una técnica de laboratorio.

Rocío Díaz, que en el Santo Entierro capitanea un paso cargado solo por mujeres –algo que empezó siendo circunstancial y que va camino de convertirse en una tradición–, comenta que “la separación de tareas entre hombres y mujeres que pudiera existir en las cofradías está más en la cabeza que en la realidad”. Si hay que vestir las imágenes lo hacen entre todos. En el Cautivo empezaron las mujeres y ahora también lo hacen los hombres. A costal las mujeres no cargan, pero mujeres acarreando los pasos las hay hasta de 80 años, cuentan. Más difícil es que se impliquen en cargos de gestión. “Es más complicado encontrar mujeres que hombres, si un hijo se pone enfermo la que se queda en casa es la madre”, reconoce Rocío Díaz. Más de una vez y en eso coinciden varias han tenido que llevarse a sus hijos a las reuniones de la directiva.

Braceros para el Nazareno

La Cofradía de Jesús Nazareno inicia hoy, a las 21.00 horas, los ensayos de los braceros y braceras del trono del Nazareno. Los interesados en incorporarse pueden acercarse a la convocatoria o contactar con la junta de gobierno de la hermandad a través de la parroquia de los Dominicos.

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