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“Birdie”, la humanidad del suspenso

Señor Serrano llevó al Campoamor una narración audiovisual en vivo, dura y poética, que fue de la valla de Melilla a “Los Pájaros”

Un momento del espectáculo “Birdie”, ayer en el Campoamor, donde se puede ver a Tippi Hedren en “Los Pájaros”. | Iván Martínez

El día de 2014 en que el fotógrafo José Palazón tomó esa imagen en la que un grupo de personas trata de saltar la valla de Melilla mientras dos mujeres juegan al golf a poca distancia es el punto de partida de “Birdie”, el montaje de la Agrupación Señor Serrano, que ayer regresaron al Campoamor en la segunda jornada de SACO para desarrollar un relato audiovisual en vivo sobre migraciones, humanidad y sentido de la vida con la obra de Hitchcock planeando sobre el relato.

El grupo barcelonés de teatro experimental, al que se pudo ver ya en este mismo ciclo en 2018 con una obra inspirada en Marlon Brando, tiene una gran potencia a la hora de expandir significados y trenzar imágenes. Lo mismo que van haciendo con unas cámaras de vídeo que filman sus manipulaciones de objetos en directo parece suceder con un guion donde, en este caso, el periódico del día en que Palazón realizó esa fotografía sirve para contener todas las líneas argumentales que luego se irán desarrollando en varios actos.

El “Birdie” del título hace referencia a los pájaros y al golpe bajo par, dos elementos que están en la imagen de Palazón, sometida a un minucioso examen durante el segundo acto de la obra. Quizá esta parte sea una de las más interesantes, cuando la narradora invita a mirar una fotografía dedicándole tiempo y examinando todas sus características, bajo un fondo musical de soul-funk caliente, distanciador y extrañador. Poco a poco, el discurso se disuelve en una poética universal de evolución de la humanidad y migraciones forzosas. Los planos de la película, los del fotógrafo, los protagonistas de la imagen, los pájaros y la propia locutora de la voz en off que acompaña la pieza se superponen mientras sobre el escenario del Campoamor los actores van mostrando centenares de pequeños juguetes que recuerdan un poco a la Gran Galería de la Evolución del Museo de Historia Natural de París pero en versión crudamente humana. Las guerras, el hambre, la propia naturaleza impulsa al hombre a migrar. También a los animales. Hay un tiempo último para la despedida y para reflexionar sobre “el fin del mundo”, como repite un personaje de “Los Pájaros” mientras ellos recogen el escenario y se preparan para lo que, ayer, en el Campoamor, fue una larga ovación a un espectáculo amplio en matices, contemporáneo y necesario.

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