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Jorge Rodríguez-Norton Tenor, protagoniza la zarzuela “El rey que rabió”

“Actuar en Bayreuth es un lujazo, pero Oviedo es mi casa, vengo a disfrutar”

“Bárbara Lluch aporta una gran frescura a ‘El rey que rabió’, y el reparto es muy bueno, es una maravilla tener a tantos cantantes asturianos”

Jorge Rodríguez-Norton, ante el teatro Campoamor.

El tenor avilesino Jorge Rodríguez-Norton interpreta el rol central de la zarzuela “El rey que rabió”, que se representará en el teatro Campoamor los próximos días 7 y 9 de abril (20.00 horas, en ambos casos), dentro del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. Rodríguez-Norton retorna a casa en mitad de una temporada plena de actividad: el tenor viene de estrenar “El abrecartas” en el Teatro Real y, tras “El rey que rabió”, volverá al personaje de Goro en la “Meadama Butterfly”, que se representará en Bilbao. El verano, en su caso, tiene un nombre: Bayreuth, el gran festival wagneriano, donde Rodríguez-Norton actuará en dos títulos, “Tristán e Isolda” y “Tannhäuser”.

–Entre el Real y Bayreuth, el Campoamor. ¿Cómo es volver a Asturias en medio de estos dos hitos?

–Venir aquí siempre es una garantía de disfrutar, es volver a lo que es mi casa, al sitio donde debuté hace ya como trece años, con “La del manojo de rosas”, de Emilio Sagi. Y vengo además con una obra que ya había representado aquí hace seis años, también en versión de Emilio (Sagi), ahora con una producción estupenda de Bárbara Lluch. Para mí, venir a Oviedo es garantía de pasármelo bien, y de actuar muy tranquilo. Aquí tengo a mi gente, a mi familia, y es mi casa. Es muy distinto estar aquí que en Alemania.

–¿Cuáles son las diferencias entre aquella versión de Sagi y la que ha hecho Lluch para “El rey que rabió”?

–El texto está más abierto, tenemos más partes habladas. Sagi había hecho algún corte, y en este caso está bastante más abierto. En cuanto a la puesta en escena, las dos son muy bucólicas, muy de cuento. Es algo a lo que se presta mucho esta zarzuela. Tiene algo muy de pintura de Dalí, de dibujos animados, de ensoñación. Pero es un cuento que introduce mucha crítica política, que habla de los gobernantes y de cómo intentan manipular las cosas. Y en esta producción me resulta además muy grato el reparto, que es muy bueno, y es además una maravilla tener tantos colegas astures en la producción.

–En su caso, por fortuna, la pandemia fue pausa y no punto y aparte: no para de trabajar.

–Puedo decir que soy de los afortunados, que la pausa fue lo justo y necesario que nos pudo parar el encierro. En el momento en el que abrieron, en agosto de 2020, ya comencé a trabajar, y hasta hoy. He tenido la gran suerte de ir enlazando unas producciones con otras, y tengo que estar muy agradecido porque sé de compañeros que han tenido más problemas. Yo sólo paré aquellos tres meses de confinamiento, y de hecho me pilló en Barcelona, a una semana de estrenar “Lohengrin”. Recuerdo que no había dónde conseguir mascarillas, y cómo íbamos corriendo a la estación. Fueron momentos duros.

–Esta producción de “El rey que rabió” tiene un importante toque femenino, con Lluch como directora de escena y Virginia Martínez al frente de la orquesta. ¿Cómo se traduce eso en la producción?

–Bárbara (Lluch) aporta esa frescura que tiene ella. Es una persona muy alegre, muy vivaz, que lo vive todo con mucha pasión, y eso se ve claramente en su producción. Nos deja hacer personajes, dentro de la zarzuela, que son muy reales, que sientes que viven y se mueven en situaciones reales. Y con Virginia Martínez fue precisamente la persona con la que debuté en “La del manojo de rosas”. Es fantástica.

–Siguiente parada, Bilbao, y después retorno a Bayreuth. ¡Y con dos obras! ¿Qué se siente?

–Estoy encantado. Este año, dos óperas y, el que viene, tres. Estoy encantado. Tenía muchas ganas de que se hiciesen nuevos proyectos allí y poder participar este año en dos y el que viene en tres, en una temporada con cinco producciones. Es una pasada. Es la primerísima línea mundial, hay grandes maestros y grandes cantantes. Para un chaval que salió de Avilés, es un lujazo.

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