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La Hermandad de los Estudiantes de Oviedo lleva al Señor de la Sentencia desde el cielo al Paraíso

El fatigoso ascenso del Prendimiento de la Tenderina a la Universidad, por primera vez junto a la muralla, acaba con retraso y aguanta el orbayu

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Los Estudiantes llevan al Señor de la Sentencia desde el cielo al Paraíso

Al grito de “¡Al cielo!” los costaleros de los Estudiantes alzan el paso de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia. Ayer el Prendimiento protagonizó un fatigoso ascenso desde la casa de la Hermandad, en la Tenderina, hasta el edificio histórico de la Universidad, en el casco antiguo, y se convirtió en la primera procesión, desde la refundación de la Semana Santa ovetense, en pasar por la calle Paraíso, junto a la muralla medieval. Lo hizo mucho más tarde de la hora prevista y en penumbra, iluminada por los cirios y los candelabros del propio paso.

La procesión del Lunes Santo, que cargan a costal treinta cofrades de la Hermandad de los Estudiantes, tuvo un inicio accidentado. Su comienzo se demoró más de media hora, para asegurar las imágenes y el pequeño olivo que completa la escena del Prendimiento y también para evitar en lo posible la amenaza de lluvia. Por la mañana, después de consultar a Javimo, su meteorólogo de cabecera, con la confianza de que a partir de las siete de la tarde el cielo estaría despejado, los cofrades se relajaron. “Vamos a tener suerte”, comentaba alegre Celestino Rodríguez, uno de los cofrades, unas horas antes de la salida. No se libraron del orbayu en algún tramo del recorrido, pero la procesión no corrió peligro.

En cuanto a los costaleros, fatigados por la procesión del día anterior, cumplieron sobradamente con la penitencia. Animándose a gritos bajo el paso, deteniéndose para descansar y tomar agua cada cierto tiempo, su evidente esfuerzo movió a la gente a la compasión. “Es que están reventados”, comentaba una mujer en un corrillo de amigas, al paso de la precesión ante la iglesia parroquial de San Francisco Javier.

A petición del vecindario, la Hermandad de los Estudiantes decidió modificar esta Semana Santa el itinerario de la procesión, para acercársela a los fieles enfermos y de edad avanzada que residen en el barrio. Así que por primera vez en su historia, el Prendimiento transito por la calle Comandante Janáriz y por Darío de Regoyos. Luego, cruzando la Ronda Sur y llegando a la calle Goya, emprendió la subida por el Postigo. Desde allí y tras recorrer la calle Paraíso retomó su trazado habitual, por la calle San Vicente, el tránsito de Santa Bárbara, San Antonio, Altamirano, Ramón y Cajal y finalmente la capilla del edificio histórico de la Universidad.

El paso del Prendimiento, con la imagen de Jesús, de un centurión romano y de un hombre que representa a un judío, fue recibiendo en su avance las flores que le entregaban los devotos. Un par de lazos, uno negro y otro azul y amarillo, sirvieron de recuerdo a las víctimas del covid y a los ciudadanos de Ucrania asolados por la guerra.

La banda de la OJE (Organización Juvenil Española) de Colloto anunciaba la llegada de la procesión, muy por delante de la Cruz de guía, y la Agrupación Musical San Salvador cerraba la comitiva. Entre una y otra, “los javieres” de los Estudiantes, miembros de la sección juvenil de la Hermandad de los Estudiantes; en fila, el hermano mayor Andrés Llavona, el presidente de la Junta de Hermandades, José Soler, y representantes de las fuerzas armadas, de la Hermandad de la Resurrección –aún en proceso de constitución– y de las manolas. No faltaron los fieles guineanos de la parroquia de Morcín, habituales en las procesiones de los Estudiantes.

En las puertas de la iglesia de San Francisco Javier esperó la llegada de la procesión el párroco de la Tenderina, Alberto Reigada. Entre tanto recordó uno de los momentos imborrables en su personal historia de la Semana Santa, que no es otro que la bendición de los ramos desde la azotea del templo en plena pandemia y con todo el vecindario asomado a las ventanas. Ayer también hubo parroquianos siguiendo la marcha de la procesión desde sus ventanales, aunque no tantos como en aquella ocasión, y banderas de Asturias y de España en las fachadas.

Al encarar la calle Darío de Regoyos, la procesión del Prendimiento se detuvo para permitir que uno de los cofrades se encaramara a una escalera desde la que encender los faroles que alumbran el trono. El Prendimiento reanudó la marcha, ya de noche cerrada. Su llegada a la capilla de la Universidad se esperaba pasadas las once de la noche.

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