La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El crimen del rellano

Postolache, aislado en la enfermería de la cárcel de León, rechaza todo contacto con su familia: “Parece que quiere quitarse de en medio”

La jueza levanta el secreto de sumario con el acusado de asesinar a Erika recluido en una celda transparente y los abogados guardan silencio

El edificio donde se produjo el crimen. | F. RODRÍGUEZ

Completamente aislado, en una celda totalmente trasparente de la enfermería de la cárcel de Mansilla de las Mulas y con un alto riesgo de intento de suicidio. Así se encuentra Igor Postolache dos semanas después de convertirse en el principal y único acusado del asesinato e intento de agresión sexual de Erika Yunga, la niña de 14 años apuñalada en el rellano del primer piso del número 69 de la calle Vázquez de Mella de Vallobín. El moldavo, nacido en 1990, ni siquiera ha pedido hablar con su familia. “Parece que solo quiere quitarse de en medio”, sostiene el entorno de su madre mientras los abogados de Erika y el sospechoso guardan silencio ante la decisión de la jueza de levantar este lunes el secreto de sumario del ya conocido como “crimen del rellano”.

A las autoridades penitenciarias no les tembló el pulso a la hora de tomar todas las medidas posibles para garantizar la seguridad del acusado, cuyo testimonio resulta esencial para aclarar lo que pasó en torno a las tres de la tarde del pasado día 5 entre el portal y el 1.º E, donde agentes de la Policía Nacional hallaron a la menor moribunda y a Postolache atrincherado en el baño. El pasado Viernes Santo, solo tres días después de ingresar en la cárcel de Asturias procedente del HUCA, donde Igor estuvo una semana recuperándose de las decenas de cortes que se provocó a sí mismo tras asesinar presuntamente a la niña, el detenido fue llevado a la cárcel de León.

Las amenazas de otros reclusos del penal asturiano, unido al deseo de aislar al máximo al arrestado de las noticias sobre el caso para tratar de frenar sus tentativas de suicidio, motivaron el traslado. Según ha podido saber este diario, Postolache permanece en una celda de la enfermería con paredes trasparentes. Constantemente vigilado, permanece solo y la mayor parte del tiempo tirado sobre la cama, sin querer hablar con nadie.

De momento ni siquiera sale al patio, aunque los planes de los responsables del centro apuntan a que en caso de salir lo hará en solitario, pues existe un alto riesgo de agresión por parte de otros presos conocedores de los graves hechos que se le imputan a Postolache. El aislamiento es tal que hasta la fecha ni siquiera ha pedido ponerse en contacto ni con su madre ni con su hermana. “Entendemos que si está tan aislado es porque el riesgo de que se quite la vida es muy alto”, indican los familiares.

Entre tanto, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) confirmaron en la mañana de ayer que la jueza del Juzgado de instrucción número 2, encargada del caso, decidió levantar el secreto de sumario para comenzar a llamar próximamente a declarar a los testigos que se consideren, así como ofrecer las acciones pertinentes sobre Postolache, que se encuentra en situación de prisión preventiva, al apreciar la magistrada riesgo de fuga, destrucción de pruebas y reiteración delictiva.

La decisión supone que las partes personadas tendrán ya acceso a las diligencias practicadas sobre el caso. Sin embargo, los letrados implicados en el proceso respondieron con silencio a las preguntas de LA NUEVA ESPAÑA sobre la situación de la causa judicial. “No voy a decir nada”, indicó el abogado de oficio asignado a Postolache durante su estancia en el hospital, cuando este rechazó declarar, dejando entrever que todavía continúa ligado al caso.

Por su parte, el abogado de la familia de Erika evitó también realizar valoraciones, más teniendo en cuenta que la instrucción todavía está poco avanzada. El entorno de la menor quiere pasar página cuanto antes tras perder a su hija de 14 años a manos, supuestamente, de una persona con antecedentes leves por acoso. Tratan de evitar que, llegado el juicio, se convierta en un proceso mediático.

A falta de conocer la versión de los testigos, el informe forense se presenta como una prueba clave para resolver el caso. Tal y como adelantó este periódico, en dicho documento se apunta a una puñalada en el cuello que resultó mortal tras dañar uno de los pulmones de la niña. Fuentes del caso señalan “evidencias” de que hubo asesinato, aunque ven difícil demostrar la agresión sexual en grado de tentativa que también se le imputa al detenido.

Compartir el artículo

stats