El Campo San Francisco inició este lunes la cuenta atrás para recuperar el esplendor de una de sus principales emblemas. Operarios contratados por el Ayuntamiento comenzaron por la mañana a instalar la estructura del kiosco del Bombé que acaba de ser rehabilitada en un taller de Langreo, con la esperanza de que la famosa obra de Juan Miguel de la Guardia pueda volver a acoger conciertos al aire libre de cara al verano. “El palacete lucirá como antaño en un mes aproximadamente”, aseguró el primer teniente de alcalde y concejal de Infraestructuras, Nacho Cuesta, encantado por ver tomar forma a una obra “cuyo camino no ha estado exento de dificultades”.
La previsión municipal es que la colocación de la nueva estructura esté lista entre hoy y mañana con la colocación de los pilares que soportan la cúpula. Paralelamente se está pintando la subestructura de madera en el taller donde se rehabilitaron las piezas y la intención es empezar a colocar la próxima semana el interior de la cúpula, que luego se recubrirá con zinc, completando el montaje de la carcasa del kiosco.
Una vez recuperado el esqueleto de elemento inaugurado el día de San Mateo de 1888 se procederá al montaje de las piezas pequeñas y detalles. Si todo va bien, se confía que en cuestión de 30 días sean retirada la soldadura existente para impermeabilizar el kiosco y se acometan las obras de albañilería necesarias para dejar la construcción en condiciones de convertirse en un nuevo escenario cultural de cara a la temporada estival.
El objetivo de los técnicos es que el resultado final de la restauración sea lo más fiel posible al diseño original de Luis Miguel de la Guardia. Para ello, el Consistorio se ha basado en el proyecto de restauración redactado en 2013 por Clara Rey-Stolle, que incluye la recuperación del alero que coronaba el kiosco hasta principios del siglo XX y que desapareció por razones que se desconocen.
La apuesta actual supone poner fin a casi una década de intentos por restaurar una estructura que desde el año 2016 permanece enterrada entre un amasijo de andamios y se ha convertido en un símbolo de la parálisis administrativa y deterioro del Campo.
Ahora el gobierno local pretende cumplir con lo que fue presentado como un objetivo prioritario del mandato y piedra angular del plan director con el que el Consistorio aspira a dar un nuevo impulso al parque como principal pulmón verde de la ciudad.
