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El turismo de congresos germina en Oviedo a tiempo para aliviar la temporada baja

El sector turístico defiende que estos visitantes ayudan a “desestacionalizar” su actividad y son un desahogo económico

Asistentes al World Cheese Congress, una de las citas más multitudinarias celebradas en Oviedo. | Irma Collín

Pasan unos minutos de las dos de la tarde y en la enorme rampa peatonal que da acceso al interior del Palacio de Congresos de Oviedo –el Calatrava– hay un importante trasiego de médicos con maletas. Nelly Catalán y Cristina Stein, del hospital la Fe de Valencia, se quedan un poco rezagadas del grupo porque quieren hacerse una foto con el cartel que ilustra las jornadas sobre el mundo de las alergias en las que ambas han participado como oyentes estos días. Van ya varios “selfis”, pero aun así le piden a una compañera que les haga una foto para el recuerdo. El cartel con el que se quieren inmortalizar es una alegoría de Oviedo, Está representada la Catedral, el propio Calatrava, Santa María del Naranco y hasta un escanciador en Gascona. Salvo por el Palacio de Congresos es un Oviedo que Nelly Catalán aún no conoce, pese a que lleva tres días habitando un céntrico hotel de la capital asturiana. “Aprovecharé esta tarde para conocer algo y volveré con mi marido, me encanta el Norte”, dice. Pese a conocer poco, tiene ganas de más.

Muchos vuelven, el suyo no es un caso único. Lo dicen las estadísticas, los diferentes estudios y también lo vienen observando los directores de los hoteles de la capital asturiana. Oviedo lleva tiempo labrando el camino para ser un destino turístico de congresos. Y tras trabajar la tierra, la semilla ya va germinando. Solo durante este mayo la capital asturiana acogerá cinco congresos, tres relacionados con la medicina, uno más con los áridos y, por último, otro ligado con el mundo de la sastrería. En total, participarán en estas citas unos mil congresistas que, según diversos estudios, gastarán en la capital asturiana entre cien y doscientos euros al día por barba. Un dinero que va a parar a hoteles, cafeterías, restaurantes, tiendas de regalos, museos... Y que viene que ni pintado en un mes como el de mayo, que podría considerarse como de entreguerras, que está en tierra de nadie entre dos importantes periodos vacacionales, la Semana Santa y el verano. Para alegría de estos negocios, la lista de congresos a celebrar en la capital asturiana continúa engordando, y ya hay unos cuentos previstos para el año que viene.

Nelly Catalán y Cristina Stein. | F. Rodríguez

Nelly Catalán juega con ventaja, su compañera Cristina Stein estudió el MIR (el examen que tienen que superar los médicos antes de elegir su especialidad) en Oviedo, con lo que está haciendo de anfitriona. “Para mí es mi primera vez aquí, y me encanta, es una ciudad preciosa”, señala la primera, “lo que pasa es que, al final, te mueves alrededor de las actividades del congreso, en los hoteles o en las zonas donde se hacen las comidas, por lo que de momento lo único que conozco es el centro histórico”. Stein añade: “Esta tarde haremos un tour andando para que nos cuenten un poco la historia de la ciudad”. Una actividad que está incluida en el abanico de distracciones diseñadas por la organización del congreso en el que acaban de participar. Stein conoce bien Oviedo tras haber estudiado en la capital asturiana, por lo que sabe bien de los pros y de los contras de la ciudad y, por extensión, de la región. Entre los pros señala la comida y la belleza del lugar; en los contras apunta directamente a las comunicaciones. De hecho, ambas han tenido que alargar su estancia en la ciudad un día para poder tener vuelo directo a Valencia y así evitarse las escalas.

Dolores Hernández y Ana Boronat.

El concejal de Turismo, Alfredo García Quintana, sostiene que el turismo de congresos “es clave para la ciudad”. La lista para justificar este razonamiento es larga. Para empezar, ayudan a desestacionalizar. “Se celebran en épocas de baja afluencia turística, por semana y en temporada baja”, señala. Y, como le ocurría a Nelly Catalán, muchos repiten. “Durante los días del evento gran parte de los asistentes realizan actividades complementarias culturales, hacen compras, participan en actividades gastronómicas o de ocio nocturno. Si el destino les gusta probablemente volverán con amigos o con la familia”, sostiene García Quintana. El del gasto es un asunto primordial. El Ayuntamiento maneja estudios que aseguran que diariamente cada uno de los asistentes a estos congresos gasta en la ciudad una cantidad que puede superar los doscientos euros. Sin embargo, un estudio realizado por la Cátedra de Turismo Oviedo Origen del Camino rebaja esa cantidad hasta los 113,8 euros. Pese al recorte, los turistas de congresos son los que más dinero se gastan de media en la ciudad, según este estudio, por encima de los que viene de vacaciones o los que llegan para asistir a actividades deportivas o de trabajo.

Dolores Hernández es de Valencia y Ana Boronat de Barcelona, la primera es médica y la segunda bióloga. Llevan varios días en Oviedo participando en el citado congreso sobre alergias. “Esta es una ciudad encantadora, me ha llamado la atención que durante el congreso se ha destacado que es una ciudad segura, lo que es un valor añadido”, asegura la primera. Para las dos este es su primer viaje a Asturias. “A mí me ha dado la sensación que esta es una ciudad que le da mucho peso al arte, incluso las tiendas tienen muchos detalles en ese sentido”, apunta la segunda. ¿Volveréis? “Sí”, contesta Hernández sin pensárselo demasiado. Boronat asiente también convencida.

Celia González.

Ángel Zubizarreta, presidente de la asociación Oviedo Congresos y director de un hotel en la capital asturiana, asegura que el de los congresos es un “segmento turístico que es fundamental para la ciudad porque es muy transversal, nos viene bien a todos, a los hoteles, a los taxistas, a los restaurantes, a las tiendas...”. Uno de los problemas de este tipo de turismo es que la competencia es dura, durísima. Hay un montón de ayuntamientos españoles que están apostando también por intentar atraer congresos a su ciudad con el objetivo de reanimar su industria turística durante las horas bajas del invierno y la primavera. “Es duro”, reconoce Zubizarreta, “pero nosotros tenemos buenas sedes, como el Auditorio o el Palacio de Congresos, tenemos buenos alojamientos, y también una buena oferta gastronómica y de ocio”. Así que Oviedo juega con ventaja.

E insiste en las ventajas de este tipo de turismo y lo hace con unos argumentos similares a los de García Quintana. “Ayuda a desestacionalizar y es un buen escaparate de marketing, muchos de los que vienen acaban repitiendo”, asegura. Y destaca el trabajo que está realizando la oficina municipal para conseguir traer a la ciudad este tipo de actividades.

Otros de los que sacan buena tajada son los taxistas. Al final de la rampa del Calatrava por la que bajaban los congresistas del primer párrafo de este reportaje, esperan en fila seis taxis. Dentro del que está aparcado el último está Jorge Urosa. “Es una industria que es muy interesante porque mueve mucho dinero, se mueven por toda la ciudad. El primero en la fila es José Luis Cadenas Álvarez. “Se mueven mucho, gracias a ellos hacemos muchos viajes al aeropuerto, también a los hoteles. Si no fuera por el congreso que hay en el Calatrava (señala con el dedo hacia el enorme edificio blanco) hoy no estaríamos tantos aquí, en esta parada”, asegura.

José Luis Cadenas.

Aún con esos datos, hay quien echa en falta que estos congresistas pudieran tener más tiempo libre para poder salir de las charlas y realizar otras actividades de ocio. Una de las que lo reclama es Celia González que regenta una confitería justo a las faldas del Calatrava. “A nosotros no nos repercute en nada, no tenemos información de cuándo hay un congreso y a ellos (a los asistentes) no les dan demasiado tiempo libre”, asegura, “en los nueve años solo hubo una vez que nos vino gente de un congreso a comprar, ese día sí que se nos agotaron hasta las pocas existencias que teníamos porque no teníamos nada previsto”. A unos metros, el dueño de un restaurante insiste en la misma idea. “Aquí tampoco suelen venir a comer, salvo algunos trabajadores”, apunta mientras señala a la barra donde toma un aperitivo uno de los técnicos de sonido del congreso que se celebra en el Calatrava.

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