Un par de segundos de silencio y una sonora salva de aplausos siguió ayer al mensaje que la orquesta lanzó al público: “Queremos dedicar este concierto a Teresa Berganza, una de las grandes voces de nuestro tiempo”. Ese fue el comienzo de la décima cita de abono de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) celebrada anoche bajo el título “Absolute Quiroga” se celebró, durante algo más de hora y media.
El programa presentado estaba formado por “Absolue Jest” (J. Adams) y la “Sinfonía número 3” (A. Copland), y contaba con el excepcional cuarteto Quiroga, integrado por Aitor Hevia, Cibrán Sierra, Josep Puchades y Helena Poggio, como solista.
La agrupación camerística se exhibió en la interpretación de la obra de Adams, repleta de citas beethovenianas, donde lucieron un color muy atractivo y evidenciaron su elevado nivel técnico. A modo de agradecimiento, ante los aplausos de los asistentes (menos numerosos de lo que era habitual temporadas pasadas), interpretaron a modo de propina el movimiento lento del cuarteto de Beethoven op. 135, lleno de sensibilidad y emoción.
Con la sinfonía de Copland la OSPA quiso, en palabras del director Carlos Miguel Prieto, lanzar un mensaje de esperanza y alegría, “algo más necesario que nunca en estos tiempos”. La Sinfónica lució bastante equilibrada, con Miguel Prieto atento a cada cambio de tempo, manejando con pericia y oficio a la orquesta asturiana.
A lo largo de los cuatro movimientos que componen la obra de Aaron Copland. Especialmente destacado fue el “Andantino quasi allegretto”, cuya agilidad y las pequeñas células melódicas que encierra este número colmaron de atractivo, antes del solemne movimiento final, una interpretación muy seria de la OSPA con un programa atractivo que el compositor Israel López Estelche se encargó de desgranar en una conferencia previa al concierto.
El cuarteto Quiroga, muy querido por los ovetenses, fue el encargado de inaugurar, esta misma temporada, Las Jornadas de Piano Luis G. Iberni
