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Sonsoles Ónega: “Hay una pandemia que se llama soledad y la televisión la combate”

La escritora, cronista parlamentaria durante años, lamenta en las tertulias del Campoamor “el empobrecimiento tremendo” del discurso político

Sonsoles Ónega, a la izquierda, conversa con Amor Domínguez en el Campoamor. | Fernando Rodríguez

Las tertulias del Campoamor sentaron ayer sobre el escenario del teatro Campoamor a la periodista Sonsoles Ónega, que desde hace unos meses hace doblete diariamente en la parrilla de Telecinco, en el matinal “Ya es mediodía” y por las tarde en “Ya son las ocho”. La madrileña concurrió al encuentro literario organizado por la Fundación Municipal de Cultura no como informadora sino como la escritora de éxito en la que se ha convertido con la publicación de seis novelas, la última “Mil besos prohibidos”, y tras la consecución de varios premios, el primero el que le concedió la editorial asturiana Septem por su novela corta “Calle Habana, esquina Obispo” y el más importante hasta ahora el “Fernando Lara”, hace cinco años, por “Después del amor”. Podría haberse limitado a hablar de sus libros, pero en la distendida conversación que mantuvo con la periodista de LA NUEVA ESPAÑA Amor Domínguez, Sonsoles Ónega lo mismo reflexionó sobre el devenir político que se confió sobre asuntos más personales, sobre la educación de sus hijos, su relación con los paparazzi y su personal empeño en promover una alimentación sana.

Aspecto del patio de butacas del teatro, durante la tertulia. | Fernando Rodríguez

Ónega, que empezó en la información de tribunales y acumuló años de oficio como cronista en el Congreso, hizo un alegato en favor de la prensa del corazón, en la que se vio inmersa sin haberlo planeado y empujada por los requerimientos de las audiencias. Con los años ha llegado al convencimiento de que “la información del corazón es un entretenimiento, que se puede hacer dignamente, sin mentir y sin herir a nadie”. “Hago compañía desde la televisión a muchas abuelas y eso es lo más bonito que puedo hacer ahora mismo. Tenemos una pandemia que se llama soledad y que la televisión combate”, defendió.

Sonsoles Ónega ni reniega de él ni se ha olvidado de su pasado en la información parlamentaria, pese a que sus “amigas del Congreso” –sus antiguas compañeras– le dicen que “ya no hay nada que echar de menos”. “En los cuatro años que llevo fuera he observado un empobrecimiento tremendo del discurso político y eso ha sucedido porque se han retirado los políticos que, como Alfonso Guerra o Pérez Rubalcaba, tejieron la democracia”, lamentó. La periodista hizo reparar a su audiencia de ayer en que “ahora desde la tribuna se lanza el mensaje que cabe en un tuit, todo es escenificación”, y eso tiene consecuencias en las urnas y explica el auge de los populismos. De lo que vivió y presenció en sus años en la información política salió con la “rabia condensada” que comparte con la protagonista de alguna de sus novelas. “Yo he estado llena de rabia por ver tan de cerca la sinvergüencería de los representantes políticos que tendrían que dar ejemplo”, confesó.

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