Dentro de la patología renal los quistes ocupan un lugar destacado. Pueden ser inocuos, o bien encubrir un cáncer renal. El urólogo Alberto Sánchez Trilla destaca los diferentes tipos de quistes renales y las características de cada uno.

–Quiste seroso simple. No están claras las causas, se sabe que son más frecuentes en hombres, que la edad es un factor determinante, y que por encima de los 70 años lo padecen el 30% de la población.

Ecográficamente se ve una formación redondeada de bordes bien definidos y contenido líquido uniforme. Pueden aparecer uno o varios de distinto tamaño y afectar a un solo riñón o a los dos.

No precisan pruebas especiales si no dan complicaciones, estas son extremadamente infrecuentes: hemorragia intraquística, infección, afectación renal por el volumen que comprima a la vía urinaria, que genere dolor o bien por el tamaño o rotura espontánea.

El quiste paucilocular se caracteriza por la existencia de tabiques internos. En la ecografía se dibujan líneas ecogénicas que lo dividen en uno o varios lóbulos. En este caso, el profesional asturiano considera fundamental la realización de una TAC para descartar otras patologías.

–Poliquistosis renal. Enfermedad congénita autosómica recesiva o dominante en la que el tejido renal es sustituido por formaciones quísticas, llevando a la destrucción de los dos riñones, los cuales ocupan prácticamente toda la cavidad abdominal. Es evolutiva y no tiene tratamiento, solamente cuando la insuficiencia renal es grave se procede al trasplante renal.

–Enfermedad quística renal adquirida. Se caracteriza por el desarrollo de quistes renales bilaterales, generalmente menores de 0,5 cm, en los riñones nativos de pacientes con enfermedad renal crónica sometidos a diálisis.

–Quistes renales multiloculares. Es una patología rara, congénita, no hereditaria, generalmente benigna que afecta a un solo riñón y se puede diagnosticar en la edad adulta.

–Quistes renales complicados. Son aquellos cuya pared esta engrosada, calcificada, presentan algún tabique o captan contraste con contenido en su interior por sangrado. Su diagnóstico es esencial, ya que las posibilidades de estar ante un adenocarcinoma quístico de riñón son elevadas.

La realización de un TAC es fundamental para descartar o confirmar un cáncer renal. Si se confirma, el tratamiento es quirúrgico. Si se descarta, hay que seguir con controles periódicos para seguir su evolución.