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Música por una buena causa

El “Ensemble 4.70” cosecha un gran éxito en el primer concierto solidario de la Sociedad Filarmónica para ayudar a los ucranianos

El “Ensemble 4.70”, durante su concierto de ayer en el Filarmónica. | Irma Collín

La cara más altruista y fraternal de la música se dio cita anoche en el noveno concierto de este año de la Sociedad Filarmónica de Oviedo (el número 2.034 de la institución), dentro de una velada con un protagonismo compartido entre lo que sucedía a ambos lados del escenario: por un lado, la esmerada interpretación del “Ensemble 4.70”; por otro, la expectación mediática que había generado este concierto por su apoyo a Ucrania.

El ensemble no dio propina: David Roldán señaló, al final del concierto, que en esta ocasión era al público al que le tocaba aportar su granito de arena

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En efecto, esta cita, titulada “Sinfonía de solidaridad” estaba prevista como un concierto solidario a favor del país invadido por Rusia dentro de un “miniciclo” que se completará el próximo martes (mediante la participación del “Ensemble Ars Mundi”). La centenaria institución ovetense ha abierto incluso un número de cuenta (ES59 0081 5051 5300 0324 2430) para que cualquiera pueda efectuar una donación que irá destinada, íntegramente, a la Cruz Roja. Sin duda, este hecho motivó la asistencia de un público más numeroso de lo habitual al recital, en el que colaboran LA NUEVA ESPAÑA, el Ayuntamiento de Oviedo y la Cruz Roja, presentando el coliseo ovetense un aspecto inmejorable.

Musicalmente, el concierto se desarrolló en dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas formada por el “Quinteto de cuerda número 3 en do Mayor”, de W. A. Mozart y, la segunda, por el “Sexteto de cuerda en re menor, op. 20” de P. I. Chaikovski. Clasicismo y Romanticismo abrazaron la noble causa de la Filarmónica en los arcos del “Ensemble 4.70”, formado por Marina Gurdzhiya y Gints Sapietis (violines), María Moros y David Roldán (violas) y Sara Chordá y Marta Martínez (violonchelo), una formación muy querida cuyos componentes se encuentran estrechamente vinculados a las principales orquestas de la región (la OSPA y la OFIL).

Durante la hora y media de recital lograron unos resultados artísticos convincentes, cuidando acertadamente la sonoridad en la equilibrada obra mozartiana y dando mayor rienda suelta al apasionado “sexteto” de Chaikovski, donde todos los músicos estuvieron precisos y se apoyaron en las brillantes melodías que Gurdzhiya (ayudante de concertino de la Oviedo Filarmonía) extrajo de su violín y en el sostén armónico que aportó la solidez y solvencia de los dos cellos. Una velada muy agradable donde la música y la solidaridad se dieron la mano con buenos resultados y en la que, como es lógico, no hubo propina: al final del concierto, David Roldán tomó la palabra para agradecer a los asistentes su presencia, su reconocimiento y explicó que no darían propina porque, en esta ocasión, le correspondía al público aportar su granito de arena.

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