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Recoge hoy el premio de la Unión Profesional de Galicia José Manuel García Fernández Capitán de la Marina Mercante y doctor en Ciencias del Mar

“Ya no hay cartas de navegación en los barcos, son electrónicas; y las boyas, virtuales”

“El del ‘Prestige’ era un accidente inevitable, el barco no estaba en condiciones de navegar y se perdieron unas horas preciosas”

José Manuel García Fernández. | VALENTINA CIUCA

José Manuel García Fernández (Oviedo, 1946) recogerá hoy en Santiago de Compostela el premio con el que la Unión Profesional de Galicia distingue a sus colegiados.

Capitán de la Marina Mercante y doctor en Ciencias del Mar, su vida y su carrera han transcurrido entre Galicia y Asturias. Su esposa es gallega; fue profesor numerario de la cátedra de Astronomía Náutica y Navegación en la Escuela Náutica de Gijón, que acabó integrándose en la Universidad de Oviedo, y luego se trasladó a la Universidad de La Coruña, donde ejerció la docencia hasta la jubilación.

–¿Cómo acaba capitaneando un barco un joven nacido tierra adentro?

–Me impactó un libro de aventuras que teníamos como lectura obligatoria en el Bachiller, cuando íbamos a Santander siempre andaba por los muelles, me gustaba. Para ser capitán se requerían diez años de estudio y prácticas, y como eran buenos tiempos enseguida ejercías el mando. Había mercado en el extranjero y unos sueldos fabulosos comparados con lo que se ganaba en la España de los setenta.

–La tecnología habrá cambiado la forma de navegar.

–Ya no hay cartas de navegación, son electrónicas, y las boyas son virtuales. Hay barcos en los que ni siquiera saben dónde está el sextante. Si ahora cayera el sistema GPS la navegación sería un desastre.

–Usted fue perito en el caso del “Prestige”.

–Hice peritajes para la Dirección General de la Marina Mercante, para dictaminar la hora de la ruptura del casco y ver si los tramos de navegación eran los idóneos al alejarlo de la costa hasta que se partió el 19 de noviembre. Me acuerdo de la fecha porque fue el día en que murió mi padre. Era un accidente inevitable, el barco no estaba en condiciones de navegar y el día del accidente había habido un temporal fuerte. Se perdieron unas horas preciosas: el casco se rompió a las siete y veinte y el capitán no alertó hasta las dos y media.

–Ya que no pudo evitarse, ¿salió algún aprendizaje de aquel desastre?

–Se hicieron cientos de informes, han pasado veinte años y no se ha cobrado ni un duro. Lo que se hizo fue una zona de separación más alejada de la costa de Finisterre para buques con mercancías peligrosas y puertos refugio con fondos europeos, en La Coruña por lo menos.

–¿Qué cualidades debe tener un buen capitán de barco?

–Ser tranquilo.

–¿Más difícil manejar la tripulación o el mar?

–Más la tripulación.

–¿Y momentos críticos durante sus navegaciones?

–Un par, uno como alumno y otro como capitán, en el mar del Norte con temporal, sin radio y con la carga desplazada.

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