Sobre el origen de esta historia hay dos versiones. Porque en esta historia hay dos autores: el escritor y editor Jorge Salvador Galindo y la novelista ovetense Leticia Sánchez Ruiz. Quedémonos con la que aporta el primero: “Todo empezó porque Leticia tuvo el sueño de que volvíamos en coche de participar en una Feria del Libro desastrosa y recogíamos a una monja. Me lo contó y yo le dije que eso daba para una novela. Y así empezamos”. Hoy jueves, a las 19 horas, en la biblioteca de La Granja, en Oviedo, se presenta el fruto de aquel sueño, que está escrito a cuatro manos por estos dos jóvenes autores asturianos. Se titula “La carretera del infierno” y es la primera entrega de la serie “Oficina de peligros”, protagonizada por Djuna y Soriano, “dos apasionados de la literatura cuya tapadera es ser escritores, aunque su verdadero trabajo consiste en realizar misiones para una organización secreta”.

En el inicio de esta aventura, Djuna y Soriano solo quieren volver a casa a comerse cuatro pollos asados y dejar atrás el fracaso cosechado. Pero todo se les va a complicar extraordinariamente.

La serie contiene mucho humor surrealista, aventura victoriana, espionaje y, sobre todo, amor por la literatura. Sus páginas están siempre “en el epicentro del desastre inesperado”, dicen sus creadores: la escritora, periodista y profesora Letizia Sánchez Ruiz (Oviedo, 1980) –ganadora de distintos premios literarios, entre ellos el “Ateneo Joven” de Sevilla, y cuya última novela es “La biblioteca de Max Ventura”– y el escritor y editor Jorge Salvador Galindo, alma del sello editorial Pez de Plata y autor, hace dos años, del libro de relatos humorísticos “Las croquetas del señor Keller”, su último trabajo. Esta primera entrega de “Oficina de peligros” está editada, con un toque de novela pulp, por Eolas Ediciones.

“La carretera del infierno” tuvo el proceso de escritura de un “cadáver exquisito”, ese juego literario inventado por los surrealistas y que consistía en que dos o más escritores iban turnándose en la escritura de una obra, cada uno retando al siguiente en tomar la pluma.

Lo bueno, dice Jorge Salvador Galindo, es que al final han logrado fusionar los dos estilos respectivos para crear un tercero diferente. “Yo estaba preocupado por que se le vieran las costuras a una novela escrita a cuatro manos, pero creo que hemos logrado ese tercer estilo que combina los dos. Ya no sabemos realmente quién escribió qué parte”. Y añade: “Leticia fue la que empezó, me mandó el inicio y luego cada uno iba añadiendo texto, con total libertad. A veces un párrafo, a veces una página, sin ninguna regla establecida. Quizá cada uno aportó lo que más cómodo le resultaba: ella más todo lo relacionado con la intriga, los juegos, el misterio y los libros, y yo más el humor o el juego con el lenguaje”.

Leticia Sánchez asegura que Jorge tardó “tres minutos y medio” en responder a la propuesta de hacer un “cadáver exquisito” y que la novela fue surgiendo “casi sin darnos cuenta”, viniéndose arriba. La novelista ovetense promete que los lectores se engancharán a Djuna y Soriano y a su “Oficina de peligros”. “Nos hace falta más ficción, cuando llegas a un momento en que la realidad es el único tema literario, es cuando la ficción es más necesaria para gritar, llorar, quitar ataduras”, concluyó.