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En busca del permiso para La Balesquida

El Heraldo vuelve a recorrer las calles de Oviedo para encontrarse con el regidor y solicitar la celebración del tradicional Martes de Campo

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El Heraldo recorre las calles de Oviedo tras dos años de parón por la pandemia

Oviedo regresó este domingo al año 1232 de la mano del Heraldo de la Cofradía y la Sociedad Protectora de la Balesquida para solicitar al regidor de la ciudad la venia para disfrutar del Martes de Campo. Fue en aquella época, y gracias al legado de doña Velasquita Giráldez, cuando los ovetenses comenzaron a solicitar permiso con la intención de reunirse y repartir el emblemático bollu preñáu y un cuartillo de vino. Debido a la pandemia la tradicional ceremonia vio su celebración suspendida, lo que generó mayor expectación y júbilo ayer durante la procesión del pregonero.

“Ovetenses y foráneos...”, comenzaba el Heraldo a lomos de su caballo, animando a todos los presentes a sumarse al trayecto desde la plaza de la Catedral hasta el Consistorio, donde el alcalde les recibiría para dar el “sí” o el “no” al comienzo de La Balesquida. No solo siguió al corcel un cortejo de viandantes; también fue arropado por los cabezudos, la banda de gaitas Ciudad de Oviedo y diferentes participantes vestidos de época. Como el pequeño Eduardo, de 6 años que acompañaba a María García con una expresión que variaba del ceño fruncido a la emoción: “Estamos aquí para disfrutar y que la gente disfrute”, compartió García. Y añadió: “Ya había muchas ganas de retomar la tradición”.

Antes de la salida se agolpaban multitud de veteranos en la celebración y algunas nuevas caras. Yolanda Prieto acudió por primera vez junto a su hija Paula, de 4 años, para que pudiese disfrutar de una “vivencia diferente”. Ambas, madre e hija, aguardaban con muchas ganas el comienzo de la jornada.

Tras la lectura del pregón, el Heraldo se dirigió hacia las “casas de justicia y regimiento de la ciudad” para conseguir las licencias pertinentes. Recorrió las calles Águila, Schulz, Porlier, Mendizábal, Milicias Nacionales, Uría, Fruela y Pozos hasta la plaza de la Constitución. Allí, esperaba el alcalde, Alfredo Canteli, junto a varios miembros de su equipo. “Permiso concedido”, afirmó el regidor sin dudarlo: “Ahora a disfrutar de las fiestas”. La multitud estalló en un aplauso y todos alzaron la voz: “Ha dado comienzo la fiesta de La Balesquida”. Hasta un águila Harris, que trajeron los cetreros de “Águilas Valporquero”, José Antonio Alonso, Miguel Rodríguez y Clara Álvarez, voló hasta el balcón del Ayuntamiento dando paso a la celebración.

Por último la muchedumbre regresó al punto de partida y en la plaza de Alfonso II el Casto realizaron una danza prima en honor a la Cofradía de los Sastres y Velasquita, precursores de la fiesta que ayer dio comienzo y vivirá su día álgido el martes 7. Poco a poco hasta los más reticentes se fueron animando a ampliar el corrillo y cantar al unísono, para después dar paso a una exhibición de cetrería a manos de los profesionales de Valporquero, que con anterioridad habían demostrado su pericia.

“Se trata de una práctica que se recuperó en la Edad Media”, explicaba Alonso mientras halcones, águilas, lechuzas y buitres volaban la atenta mirada del público. Ahora, solo queda esperar el reparto del bollo, mañana, en el Campo.

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