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Crecen los ovetenses que viven solos: un tercio de los hogares son ya unipersonales

l El municipio tiene más de 30.000 viviendas con un solo inquilino l Los psicólogos alertan de los graves riesgos de la «soledad impuesta»

Alfredo García en el colegio donde trabaja. | Valentina Ciuca

Alfredo García, más conocido como «Fredy», es de Cangas del Narcea, pero desde hace cinco años vive en Oviedo. Vive solo, como lo hacen también un tercio de los ovetenses, según los últimos datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) dentro de su encuesta sobre indicadores urbanos. Un porcentaje que ha ido creciendo de forma considerable durante los últimos años. Solo en la capital asturiana el incremento de estos hogares de un solo miembro, como los define el instituto estadístico, se ha incrementado en tres puntos durante los últimos siete años. En el caso de García la soledad no ha sido impuesta, más bien fue buscada. Pero no es lo habitual, advierten los psicólogos. En Oviedo hay ya más de 30.000 hogares unipersonales, según el INE que no hace distinciones entre soledad buscada y autoimpuesta.

«Vivimos muy tranquilamente», asegura García. El plural no es ningún error, porque comparte su piso con un perro, llamado «Cachu», de la raza caniche toy. Lo que pasa es que el INE no tiene en cuenta a las mascotas a la hora de hacer el recuento de los inquilinos. Su caso representa a la cara amable de la soledad, de vivir solo, pero los psicólogos advierten de que para quienes no tienen esa elección, sino que lo de no poder compartir piso es algo impuesto, la situación es completamente diferente. El psicólogo ovetense Raúl Casasola alerta que «la soledad y el aislamiento social son el caldo de cultivo perfecto para la aparición de síntomas depresivos. Si además juntamos el hecho de que ansiedad y depresión son las dos caras de la misma moneda podremos entender el hecho de que aparezcan episodios de estrés o de ansiedad generalizada».

Otra psicóloga, Marisol Delgado, apunta que «por las estadísticas sabemos que cada vez más personas viven solas, lo que no sabemos es cuántas personas se sienten solas». La apreciación no es azarosa, es muy importante. De hecho, en Reino Unido, donde los hogares de un solo miembro han crecido como la espuma durante los últimos años tienen dos términos para diferenciar entre la soledad impuesta y la buscada: «loneliness» frente a «solitude».

La de Alfredo García entraría claramente en el segundo saco. El cangués cursó magisterio y durante la carrera sus padres compraron una casa en Oviedo para que él y su hermana pudieran acudir a la capital a estudiar. Una historia análoga a la de muchos otros asturianos. Se sacó la carrera y durante quince años trabajó en Teruel y Jaca para después poner rumbo de nuevo a Oviedo. Ahora da clases en un céntrico colegio de la ciudad, a solo un par de kilómetros de su piso. «Mi vida en Jaca era perfecta, pero es que la tierra tira», asegura. En la localidad aragonesa compartió piso durante un tiempo. «Tenía una pareja que también se quería venir a vivir a Asturias, pero la relación se acabó», asegura. Así que se volvió solo a Oviedo. «Esta es una ciudad perfecta para vivir, desde aquí te puedes mover sin problema a cualquier punto de la región, y en llegar al trabajo tardo muy poco, unos minutos con el coche», señala, «bueno, depende del tráfico que haya en la plaza de Castilla».

Con la siguiente afirmación se comprueba que está claramente en el segundo saco, en el de la soledad elegida. «Mucha gente piensa que al estar solo también te encuentras solo, no es así: hay mucha gente que viviendo en pareja está sola. Yo voy eligiendo los momentos en los que quiero estar acompañado», asegura.

Echándole un vistazo a las estadísticas del INE queda patente un dato preocupante: Oviedo es una de las ciudades asturianas en las que más proporción de hogares formados por una sola persona. Solo le ganan Langreo y Gijón por unas pequeñas décimas. En el mapa nacional, la capital asturiana ocupa también un lugar destacado. Aunque tiene unos cuantos municipios por encima. Muchos de ellos muy turísticos, como Benidorm, Fuengirola o Benalmádena. Como dato curioso, la ciudad con más hogares unipersonales está en Tenerife, se trata de Puerto de la Cruz. Allí el 40,5% de sus habitantes viven solos.

El psicólogo ovetense Raúl Casasola apunta que «recientemente hemos sabido por medio de un estudio de la Universidad de Washington los secretos cerebrales del abrazo y las caricias: un circuito neuronal y un mensajero químico regulan las sensaciones que se producen al contacto afectivo con los demás. Sin la activación de esos circuitos predomina el aislamiento social y el estrés». Peligro. «Ahora que sabemos lo importante que es el contacto social debemos promoverlo, propiciarlo y debemos actuar para evitar vernos solos», agrega. Y aunque uno viva solo hay fórmulas para evitar sentirse solo. «Debemos ser nosotros mismos los arquitectos de nuestras vidas y buscar formas de estar con otras personas», señala, «apúntate a clases de baile, vete al centro social, sal a hacer ejercicio, al cine, al teatro, queda para tomar algo. Eso es el mejor antidepresivo, así de claro».

En una línea muy similar, Marisol Delgado apunta que «la soledad impuesta sí que se considera muy dañina» Y sus consecuencias, alerta, son «contundentes». Cita en la lista la angustia, la tristeza, el miedo, los sentimientos de indefensión, de vulnerabilidad, de vacío... «Lo que resulta tremendamente paradójico es que en plena era de las tecnologías, en la que estamos todos interconectados dándole a un simple botón, haya muchísima gente que se sienta tremendamente sola», concluye.

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