Los alumnos de segundo y tercero de la ESO del Instituto Leopoldo Alas Clarín, algunos de ellos, cuentan con una asignatura complementaria en su expediente: horticultura ecológica y jardinería. Esta materia extra la imparten gracias a la colaboración del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y su Fundación Agricolae Mundi, que desarrollan diferentes proyectos con los adolescentes para nutrirlos de conocimientos sobre la vida natural y mostrarles otra posible salida al finalizar sus estudios. “Nos acercamos un día a la semana a darles un curso y ellos construyen su propia huerta”, explica uno de los encargados de Agricolae Mundi, Carlos Fernández.

Sobresaliente en cultivos de huerta

En el centro educativo ya cuentan con un amplio terreno donde cultivan productos de la huerta: cebollas, fabas, fresas... Y tras la recolección de los frutos organizaron un pequeño mercadillo para venderlos. Este lunes, como parte del programa acudieron al Parque de Invierno con la finalidad de conocer cómo se gestiona el mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad, así como tener la oportunidad de ponerse al mando de la maquinaria durante un buen rato.

“Hemos percibido que los jóvenes del mundo urbano se encuentran realmente desconectados del mundo rural y creemos que volver a vincularles puede ser beneficioso para sus estudios”, valora Fernández. Una apreciación con la que coincide la profesora de Lengua del centro, Lucía Vega: “Disfrutan mucho con el proyecto. Aprenden cosas diferentes y algunos que buscan una salida laboral relacionada con la jardinería se informan sobre ello”.

Además, se trata de una iniciativa multidisciplinar que se complementa con otras áreas. Así como Vega les ayuda con los términos, Sonia Caramazana, docente de Física, Química y Biología les enseña a regular el pH, cuidar de las diferentes especies o hacer el balance de cuentas durante sus mercados ecológicos: “Están adquiriendo mucho sentido de la responsabilidad y del trabajo”, afirma, pues tienen que salir a cuidar de su parcela, llueva, truene o haga calor. Por eso, en el “Clarín” celebra una iniciativa que, esperan, “haya venido para quedarse”.