Cuando se mudaron de casa, la ovetense Lolita Rodríguez solo puso una condición a su marido: ir a vivir a un lugar donde pudiera salir a comprar por su cuenta a diario el pan y LA NUEVA ESPAÑA. “Era una lectora fiel y lo siguió siendo hasta sus últimos días”, cuenta su hija, Lola Fanjul. Oviedo acaba de perder a Lolita Rodríguez, conocida como la “modista de la ópera” por todos los vestidos que confeccionó durante décadas para las mujeres que asistían a la temporada operística en el Teatro Campoamor. Tenía 96 años y gozó de una “larga, agradable y fructífera vida”, según recuerda su hija, “heredera” de su histórica suscripción al periódico, que aún reciben en el domicilio donde Lolita residía.
“Todavía me guardaba las páginas y los artículos que sabía que me gustaban para cuando iba a visitarla”, explica Fanjul, quien atesora un sinfín de anécdotas de su madre relacionadas con la fidelidad de la fallecida al periódico: “Cuando el papel era escaso, ella aprovechaba los márgenes, los huecos en blanco que quedaban para escribir. Y las hojas le vinieron muy bien cuando empezó a ganarse la vida de modista: con las páginas ya leídas confeccionaba los patrones de los vestidos”.
Tenía Lolita cuatro hijos, la citada Lola Fanjul y tres varones, además de tres nietos. Falleció el pasado 2 de junio –coincidencias de la vida, el día del cumpleaños de su hija– y sfue enterrada el día 3 tras el funeral en San Pedro de los Arcos, de donde era originaria la familia. “Pude despedirme de ella unos días antes, estaba serena y consciente. Con ese recuerdo me quedo y con el de que no sufrió al morir, se quedó dormidina”, relata su hija.