El fotoperiodista Santiago García ha captado a través de su cámara el radical cambio que ha dado Oviedo, en estas últimas décadas. Su mirada avispada le ha servido para ir mostrando durante años esa mutación, aunque también hay cosas que permanecen inalteradas. A través de fotos y anécdotas, García hizo un repaso de esos cambios en la presentación de su libro “Oviedo. Más que mil palabras”, ayer, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Lo hizo salpicando su intervención de anécdotas y recuerdos a muchos de los personajes que habitaron la ciudad y de otros muchos que la visitaron.

Por ejemplo, uno de esos que estuvo de paso fue el banquero Mario Conde al que Santiago García, que durante años trabajó para LA NUEVA ESPAÑA, retrató visitando los monumentos del Prerrománico en el Naranco, allá por la década de los ochenta. Por aquella época había una especie de “guardesa” que cobraba la voluntad por abrir los monumentos, era la que tenía la llave. La costumbre era darle una propina por el trabajo. “Ninguno de los que iba a la visita tenía suelto, yo fui a hacer las fotos y saqué un billete de dos mil pesetas y se lo dejé a Graciano García para que se lo diera a aquella señora, por eso yo presumo muchas veces de que le presté dinero a Mario Conde”, relató mientras proyectaba la fotografía del banquero.

Santiago García abrió su intervención con un sentido recuerdo al recién fallecido periodista asturiano José Luis Balbín, que sale retratado en una de las muchas fotografías del libro. Siguió con un retrato del exalcalde Manuel Álvarez Buylla. “Fue un buen alcalde, el que hizo el saneamiento de la ciudad, puso en marcha el museo de Bellas Artes y el polígono del Espíritu Santo”.

Con su cámara reflejó las enormes colas para votar en el edificio histórico de la Universidad en las primeras elecciones democráticas de 1977; al atleta Carl Lewis corriendo en el Palacio de los Deportes; los multitudinarios mítines de Francisco González, en aquel mismo escenario; un nutridísimo concierto del Dúo Dinámico, en la plaza de la Catedral; otra gigantesca protesta contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA; dejó constancia del momento en el que el mago Anthony Blake condujo con los ojos vendados por el entorno del Campoamor o del ascenso del Real Oviedo en 1988. Y de bastantes partidos en el antiguo Carlos Tartiere. “Trasladar el campo fue una barbaridad”, asegura.

En la presentación participó también el periodista y escritor Evaristo Arce, que glosó la figura de García y de su obra. “Este libro genuino y artesanal está dedicado a un Oviedo incompleto, imperfecto y en parte deshecho que nos interpela”, destacó, “cada una de sus fotos vale más de mil palabras”.

Santiago García también hizo una defensa de su barrio, Ventanielles, donde empezó a jugar al fútbol con Adolfo Pulgar. Defendió a capa y espada, por ejemplo, abrir al público la fábrica de La Vega. Llamó a “derribar el muro” que impide la vertebración de esa parte de la ciudad. “Sería muy sencillo abrir al público, me comprometo a desbrozarlo yo si hace falta”, asegura.