–¿Pero qué es, mamá? ¿Qué es?

–Corre, corre, que no llegamos. Vamos a un concierto, ya verás, qué bonito. Pero hay que estar muuuy callados. ¿Te acordarás? Todos callados.

–Yaaa. ¿Es por esta puerta? ¿No es por la pequeñita, mamá?

La mamá y su pequeño se adentraron a toda prisa en la nave n.º 5 de la vieja Fábrica de Armas de La Vega. Durante todo el camino, por la calle que da acceso al recinto, la mujer había ido explicando a su hijo lo que iban a ver, sin darle tantas pistas como para estropearle la sorpresa. El de ayer, con la orquesta Oviedo Filarmonía, era el primer concierto sinfónico para el chiquillo, que corría todo acalorado y sin parar de preguntar.

“El Aprendiz”, con Oviedo Filarmonía interpretando “El aprendiz de brujo” de Paul Dukas y “Young person’s guide to the orchestra” de Benjamin Britten y el mago Miguel Muñoz haciendo travesuras con globos y bolas de cristal durante todo el concierto, era una de las producciones propias de esta edición del festival Cafca (Cultura, Arte, Familia, Ciudad Abierta), que patrocina LA NUEVA ESPAÑA, y uno de los eventos centrales de la programación de ayer.

Los niños de todas las edades, incluidos varios bebés, siguieron muy modosos las evoluciones de la partitura y los trucos del ilusionista madrileño Miguel Muñoz, ganador de uno de los premios más importantes de la profesión en el Mundial de la Federación Internacional de Sociedades Mágicas que se celebró en Corea en el año 2018.

El espectáculo, que transcurrió bajo la dirección musical de Julio César Picos, era la tercera colaboración con Cafca de Alejandro Carantoña, que desarrolló la idea y la coordinó.

Mucho antes del primer concierto en La Vega, hacia las once de la mañana, la compañía catalana “Peus de Porc” ya estaba instalando en la calle Pelayo sus “Retablos Mecánicos” y muchos niños empezaban a curiosear entre los títeres. En la sala de cámara del Auditorio, el taller de instalaciones de luz “Com un llum”, de Olot, y LaSala Teatre, una compañía de Sabadell, habían puesto en marcha un espectáculo de danza, “Una ciudad en sombra”, en el que colaboró el coreógrafo y bailarín Héctor Puigdomènech.

Ellos fueron los más madrugadores del programa de actividades de ayer en Cafca, con varios pases a lo largo de la jornada. Y con ellos Cal y Canto Teatro, una compañía burgalesa que presentó su función, “El Jardín del Viento”, en uno de los rincones más recoletos de los jardines de La Rodriga. Allí se congregaron más de un centenar de personas, y no solo niños. Como la mañana era soleada, las familias se acomodaron en el césped y sobre el asfalto de los caminos que atraviesan el parque para disfrutar del espectáculo, en el que unos personajillos revoltosos corretearon, jugaron, bailaron y desplegaron sorprendentes objetos voladores, que recordaban cometas e insectos.

La compañía Cal y Canto llegó a Oviedo después de haber trabajado en ciudades de toda Europa y participado en festivales internacionales.

Otra compañía, La Curiosa, ofreció a lo largo del día varias funciones de un espectáculo, “Muuun”, con proyecciones, sombras y música en directo, en el que dos personajes de dos mundos diferentes se encontraban en un planeta desconocido y en el que, a pesar de hablar idiomas diferentes, acaban por entenderse.

Por la tarde, “La Petite Caravane” estacionó en la plaza de La Escandalera, con un pequeño escenario y un recinto en el que apenas cabían 25 personas. Ese reducido público disfrutó de piezas de teatro ambientadas en las representaciones de principios del siglo XX, con magia, títeres, teatro y cortometrajes.

Cafca redondeó la jornada con el espectáculo “Pan”, de Teatro Plus, en la Biblioteca de Asturias, y el espectáculo musical “Na na na na, la canción que nos serena”, con Mapi Quintana y Jacobo de Miguel.