La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Visita a los huertos urbanos de La Corredoria: "Hemos aprendido que las plantas necesitan cariño"

Un grupo de adolescentes del Centro Alfalar participan en una una actividad que persigue promover una conciencia de cuidado, responsabilidad y respeto por el medio ambiente entre los jóvenes

Los jóvenes del Centro Alfalar, durante la visita. | Marta Agulló

Los chavales del Centro Socioeducativo Alfalar se convirtieron ayer, por unas horas, en aprendices de agricultores. "Hemos sembrado judías y plantado lechugas", señalaban entusiasmados los jóvenes, tras completar una visita didáctica a los huertos urbanos de La Corredoria.

Tener un espacio de esta naturaleza tan próximo, supone, a juicio de los responsables del Alfalar, una oportunidad idónea para impulsar una actividad que persigue promover una conciencia de cuidado, responsabilidad y respeto por el medio ambiente entre los jóvenes. "He aprendido que las plantas no solo necesitan Sol y agua, también muchos cuidados y cariño", decía con asombro otro de los jóvenes, cuya identidad responde a las iniciales M. D. Además, estas visitas suponen una gran oportunidad para que los niños y adolescentes experimenten y aprendan haciendo, tocando, oliendo... por lo que el aprendizaje es "significativo y vivencial".

La actividad tuvo una gran aceptación entre los jóvenes. "Ha resultado un éxito, y pedagógicamente está muy bien, deben saber de dónde viene lo que comen", señala Cinthia G. De la Vega, la educadora que acompañaba al grupo de adolescentes.

La implicación de los jóvenes era total, e incluso ellos mismos insistían en remover la tierra del huerto, para acto seguido plantar y regar su propia cosecha, guiándose por la práctica habitual en los huertos. "Lo que se da en Asturias, y lo que no: calabazas, calabacines, berzas, brócoli, judías, cebolla, puerro… y tomates. Peleamos muchísimo con los tomates, porque el gran problema aquí es el clima", explica uno de los adjudicatarios, que precisa que allí "solo utilizamos productos ecológicos, ni siquiera estiércol".

Una de las participantes siembra una lechuga. | Marta Agulló

Son 74 las parcelas que conforman este huerto urbano sostenible, cada una de ellas de 50 metros cuadrados. Un lugar idóneo para el acercamiento de los niños, y no tan niños, al conocimiento de la naturaleza y las técnicas de cultivo. "En nuestra rutina todo es urbano, ver la naturaleza con nuestros ojos, hará que a partir de ahora intentemos no destrozarla", concluía, entusiasmada, una joven del Centro Alfalar.

Compartir el artículo

stats