"No quieren que Oviedo progrese". El Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, regresa de sus vacaciones con una carta abierta que publica hoy LA NUEVA ESPAÑA y en la que estalla contra lo que él denomina "el frente del no", una "minoría inmovilista" a la que acusa de querer comprometer el futuro de la ciudad arrogándose una representatividad que no tienen. Al revés, defiende el regidor ovetense, con el proyecto de la Ronda Norte y con el protocolo de La Vega son las tres administraciones y los tres grandes partidos involucrados en estos dos grandes acuerdos, PP, PSOE y Ciudadanos, quienes "representan al 82% de los ciudadanos ovetenses".
Canteli defiende esos dos proyectos como ejemplos de consenso "posible" frente a esos grupos que, señala, "unen extremos políticos y sociales con nostalgia por lo antiguo y tendencia al inmovilismo". "Cualquier cosa novedosa que se plantee hace tocar a rebato a los de siempre", escribe, "reunidos por siglas decadentes de la izquierda, supuestos líderes vecinales y sociales, grupos que se consideran élite y jubilados anclados en el pasado que se resisten a entender que ya no tienen nada que aportar".
Canteli detecta a ese "frente del no", dice, ante cualquier idea de progreso: "Al plantear proyectos para aprobar las asignaturas pendientes, siempre surgen los mismos personajes". En su caso, asegura, ha aprendido con la experiencia que "la política es el arte de lo posible": "Cuando tienes responsabilidades de gobierno te das cuentas de que lo que hay que conseguir es hacer todo que se pueda para mejorar tu ciudad". Por eso, concluye, él está satisfecho por "haber logrado la mayor amplia mayoría, por primera vez en mucho tiempo, para definir proyectos estratégicos como la Ronda Norte o La Vega" frente a la minoría del "ruido, la algarada, el boicot y el inmovilismo bajo una supuesta defensa del patrimonio de todos".
En el caso de la Ronda Norte, dice, tres administraciones han llegado a la conclusión de que "la mejor solución es hacerla con túneles para minimizar al máximo su impacto en el Naranco". "¿Están más cualificados los del ‘frente del no’ que los ingenieros para valorar una obra de esa magnitud?", se pregunta.
En La Vega, Canteli también llama la atención por la ausencia de críticas mientras la fábrica permanecía cerrada y con problemas y la aparición de las manifestaciones cuando se quiere integrarla en la trama urbana. De nuevo el Alcalde recuerda que los terrenos son de Defensa, que ellos pusieron las condiciones y que se llegó "al mejor acuerdo que se podía llegar", después de "una negociación ejemplar". También defiende la edificabilidad planteada, inferior al planeamiento municipal, explica, y la construcción de una torre "para consumir el menor suelo posible y generar un hito". "Lo que les molesta", añade por las críticas recibidas a esta parte del proyecto, "es que se haga algo nuevo y moderno, en vez de un barrio de colominas, más cercano a su gusto por lo antiguo e igualitario".
En su conclusión, el Alcalde llama a "no perder el tiempo en debates estériles y en boicots alimentados por una minoría" y "a ponerse a trabajar en la misma dirección por el mejor futuro posible para Oviedo".
Tras las firma del protocolo sobre los terrenos de la Fábrica de la Vega, de nuevo han comenzado las manifestaciones de ese especial "frente del no" que en nuestra ciudad une a los extremos políticos y sociales con una común nostalgia por lo antiguo y, lo que es peor, con una tendencia permanente al inmovilismo. Cualquier cosa novedosa que se plantee hace tocar a rebato a los de siempre, reunidos por siglas decadentes de la izquierda, supuestos líderes vecinales y sociales, asociaciones variopintas y exiguas en socios, grupos que se consideran la élite elegida para defender la esencia de Oviedo y jubilados de ese amplio grupo de políticos y profesionales varios que se han quedado anclados en el pasado, sin ganas para seguir activamente positivos, y que se resisten a entender que ya no tienen nada que aportar, con su tendencia al inmovilismo, a la hora de construir el Oviedo del siglo XXI.
Es lo mismo que se hable de recuperar la Vega, que de la Ronda Norte o, por ejemplo, de un espacio polivalente que, además, elimina un "bardial" en La Florida … Al plantear proyectos para aprobar, de una vez por todas, las asignaturas pendientes de Oviedo, siempre surgen los mismos personajes, unos reuniendo un centenar de descontentos para manifestarse, otros sumando 60 firmas de viejas glorias para un manifiesto de oposición a la nueva idea y los últimos inundando los medios con cartas y artículos que sustentan las esencias que mueven al "frente del no": un culto tan desnortado por lo antiguo que les lleva a despreciar el progreso.
Desde el primer momento he mantenido que no soy un político al uso, pero en estos tres años que llevo al frente del Ayuntamiento ya he aprendido empíricamente lo que los clásicos definieron perfectamente: la política es el arte de lo posible. Yo, en cierta media, siento simpatía por quienes persiguen la utopía pero, cuando se tienen responsabilidades de gobierno en una institución como un ayuntamiento, te das cuenta de que lo que hay que conseguir es hacer todo lo que se pueda hacer para mejorar tu ciudad y la vida de la ciudadanía. En definitiva: hacer lo que sea posible hacer.
Y para conseguirlo hay que sumar, especialmente en los grandes proyectos. A una minoría le gusta el ruido, la algarada, el boicot y el inmovilismo bajo una supuesta defensa del patrimonio de todos. No quieren que Oviedo progrese. A mí me gusta más respetar el criterio de la más amplia mayoría posible para definir los proyectos estratégicos de Oviedo. Y creo que, por primera vez en mucho tiempo, hemos logrado conformar esa amplia mayoría para temas tan trascendentales para esta capital como la Ronda Norte o La Vega.
La Ronda Norte, es una infraestructura imprescindible para Oviedo y no podemos tolerar que pasen más años debatiendo sobre trazados y condenando a miles de ciudadanos a un aislamiento sin solución.
Tres administraciones han llegado a la conclusión de que la mejor solución es hacerla con túneles que van a minimizar al máximo su impacto ambiental sobre el Naranco. ¿Están más cualificados los miembros del "frente del no" que los ingenieros y técnicos de estas administraciones para valorar una obra de esta magnitud? ¿La alternativa es pasarnos otros 20 o 30 años debatiendo qué trazado es mejor o qué proyectos de vías alternativas podría afrontar el Ayuntamiento con los impuestos de los ovetenses en lugar de que lo pague el Estado, como ha hecho en otras capitales?
En clave local, los tres partidos que mayoritariamente representan a los ovetenses (PP, PSOE y Ciudadanos), que se reparten 22 de los 27 actas de concejales, se han puesto de acuerdo para defender esta infraestructura como fundamental y, con pequeños matices que se despejarán en los siguientes pasos del proceso, en cuál es la mejor alternativa para llevarla a efecto. Los partidos que representan al 82 por ciento de los ovetenses defienden un proyecto que el "frente del no" está combatiendo, supuestamente, en defensa de los intereses de los ovetenses. ¿Quién representa más y mejor a la ciudadanía de Oviedo?
La Fábrica de la Vega es el último objetivo de ese permanente boicot al futuro de Oviedo que persigue el "frente del no". La fábrica lleva 10 años sin actividad, en estado de semiabandono, pero tal parece que quienes se arremolinan hoy bajo el lema de "La Vega no se toca" sólo descubrieron los problemas en este recinto cuando se ha planteado una primera aproximación a su integración en la trama urbana y no antes, cuando la fábrica estaba olvidada a su suerte. ¿Dónde han estado todos estos años esos agitadores tan preocupados por la arqueología industrial cuando sobre un claustro barroco se levantaba una nave coronada de uralita, y con goteras, para almacenar maquinaria? ¿Acaso no lo veían cada vez que se abría la fábrica? ¿O es que no iban por allí? Tampoco se les ha escuchado nunca protestar por la sistemática vulneración de la Ley de Patrimonio al mantener oculto tras los muros, y sin plan de visitas, un bien catalogado como son las portadas románicas de Santa María de la Vega, hoy empotradas en la capilla de Santa Bárbara, otro falso histórico, por cierto, que también debería haber provocado la ira de estos guardianes del patrimonio.
Lo cierto es que la parcela de La Vega no es de Oviedo ni de los ovetenses, es propiedad de una administración pública, el Ministerio de Defensa, que es quien decide las condiciones de enajenación. Después de varios intentos fallidos, hemos conseguido una negociación ejemplar. Tres administraciones públicas de distinto signo trabajando con una única visión, el interés general de Oviedo, con la certeza compartida de que se alcanzó el mejor acuerdo al que se podía llegar. Nuevamente, los grupos (PP, PSOE y Ciudadanos) que representan al 82 por ciento de los ovetenses defienden un proyecto poniendo los intereses de Oviedo por encima de los de sus partidos. ¿Quién representa más y mejor a la ciudadanía, quienes apoyan este protocolo o quienes enredan para boicotearlo?
El acuerdo, básicamente, supone que estos terrenos pasan a ser, en su mayoría, propiedad de los ovetenses –la nave de cañones le corresponderá al Principado– a cambio de unos aprovechamientos urbanísticos concentrados en un 15% de sus 120.000 m2 de superficie. El resto (85%) se destinarán a usos públicos: espacios verdes –cerca de 30.000 m2–; equipamientos culturales –y quiero recordar que ha sido el actual equipo de gobierno municipal quien ha llevado ampliamente la Cultura a la fábrica–; dotaciones vinculadas a la creación de un polo de investigación y emprendimiento… Teniendo en cuenta, además, que se habilita un nuevo y gran espacio verde al norte de la parcela, que resuelve de manera definitiva el impacto del tráfico sobre San Julián de los Prados.
Y los aprovechamientos urbanísticos se plantean con una edificabilidad muy baja de 0,66 m2/m2, inferior incluso a la prevista en nuestro planeamiento para uso residencial unifamiliar (0,75m2/m2). Y para consumir el menor suelo posible, generando además un hito urbano de referencia, se plantea construir una torre, que los miembros del “frente del no” ya han estigmatizado sin conocer ni tan siquiera su diseño, con ideas tan peregrinas como, por ejemplo, que rompe la referencia en altura de la Catedral, cuando en realidad lo que les molesta es que se haga algo nuevo, moderno y con proyección de futuro en Oviedo en vez de un nuevo barrio lleno de "colominas", más cercano a su gusto por lo antiguo e igualitario.
Y otro ejemplo de la visión interesada de muchos de estos microcolectivos que se llenan la boca todo el día con la idea de "lo común": en los aprovechamientos urbanísticos se contempla, además, la construcción de 300 viviendas protegidas, algo muy distinto a lo que Podemos llevaba en su programa electoral en 2015 que era convertir los chalés en ruina de La Vega en residencias de artistas, o sea, de los suyos…
Estamos ante un momento muy importante para Oviedo, porque en este mundo actual quien no avanza, no es que se quede como está, retrocede, pierde oportunidades y renuncia definitivamente a subir a un tren del progreso que no espera por nadie. Podemos perder el tiempo en debates estériles y en boicots alimentados por una minoría que nunca ofrece alternativas o podemos ponernos a trabajar en la misma dirección para que Oviedo y los ovetenses tengan el mejor futuro posible.
No podemos alabar lo antiguo despreocupándonos de lo moderno. Parafraseando a Charles C. Colton, "volver la vista atrás, hacia lo antiguo, es una cosa, y marchar atrás hacia ello es otra".