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Fernando Padilla lanza la fiesta en Veguín: "Lo único que quiero es que vos preste"

El maestro local subraya lo orgulloso que se siente "como un vecino cualquiera que soy" por ser el pregonero de las fiestas de su pueblo

Fernando Padilla, ayer, antes de la lectura del pregón de las fiestas. | Fernando Rodríguez FERNANDO RODRIGUEZ

"Agradecer a la Comisión de Fiestas y a Piquero, que lleva días segando el prado del Parnés para que el día de la ‘Jira’ estemos todos a gusto". De esta forma comenzó el pedagogo y maestro local Fernando Padilla el pregón que dio inicio a cuatro días de fiestas en Tudela Veguín. "Estoy muy nervioso, espero que me salga bien", afirmaba en los minutos previos. No es la primera vez que le pedían ser el encargado de dar el pregón, pero por circunstancias de la pandemia, prefirió dejarlo para este año porque "no había dificultad para presentarlo". "Lo único que quiero es que vos preste", deseó.

Después de los agradecimientos, empezó mostrando el orgullo que sentía como " unvecino cualquiera que soy" por ser el pregonero de las fiestas de su pueblo. Padilla, en un discurso íntegramente en asturiano, admitió que le entró el miedo a los pocos días de asumir el compromiso porque no sabía qué contar. Finalmente, decidió hablar de su vivencia personal en "nuestro pueblo, que seguro se asemeja a la de muchos de vosotros". "Espero no aburriros", bromea.

El maestro relató la historia de cómo se conocieron sus padres en Veguín y múltiples recuerdos de su infancia y adolescencia. Las primeras veces que fue a esas fiestas: "No se me olvida llegar de noche, con mi padre y mi madre, después de cenar, y ver la luz que alumbraba el ‘prau’ con caballitos, tómbolas, coches de choque, los bares de la fiesta. Y la tarde del domingo amenizada por el gaitero y el tamborilero y varias parejas de vecinos que se animaban a bailar a lo suelto".

Público asistente al pregón de las fiestas de Tudela Veguín. | F. Rodríguez

El vecino no olvidó mencionar al Club Cultural de Veguín, en el que se pasó desde los 17 hasta los 25 años, "desde que se fundó, hasta que marché para la mili". "Según mi padre tendría que haber pasado esas horas estudiando y seguro que tenía razón, pero mereció la pena dedicarse tanto a ello por las cosas buenas que se hicieron en aquella época para el pueblo", relata. En el "Club", que era como lo llamaban, se hacían festivales benéficos, conferencias, actividades deportivas y culturales, teatro, música, cine… "y también había tiempo para organizar ‘folixes’", recuerda.

Por último, quiso lanzar un mensaje de ánimo a los vecinos para que exijan soluciones para "mejorar la la vida en el pueblo". "Aunque Veguín no pase por el mejor de los momentos, no está todo perdido", concluye.

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